viernes, 14 de agosto de 2015

¿Queda alguien que no sea Calagurritano de Honor?


En 1984 a la Peña Calagurritana -presidida por José Antonio Barco Martínez- se le ocurrió la brillante idea de distinguir cada año a una persona como “Socio calagurritano de Honor”. La idea cuajó rápidamente y la solemne declaración pasó de ser algo privado de una peña a casi convertirse en una distinción semi-institucional, ya que al nombramiento asistían las máximas autoridades municipales y en ocasiones también regionales. El nombramiento tenía igualmente una considerable repercusión mediática…Páginas enteras en los semanarios locales, en los diarios regionales…Entrevistas en las radios, etc.

Con la llegada del PP y de Javier Pagola a la alcaldía del Ayuntamiento de Calahorra comienza una de las técnicas políticas que más han empobrecido la riqueza cultural de la ciudad. Un método caníbal consistente en apropiarse (por parte del Ayuntamiento) de ideas y actividades de las asociaciones…Suplantarlas o manipularlas hasta conseguir que sean protagonizadas, capitalizadas o patrocinadas por el Partido Popular y su poder omnívoro y excluyente.
Esta injerencia político-institucional en las actividades e ideas de las asociaciones ha sido la responsable del erial asociativo calagurritano al que hemos llegado; una ciudad que contó con más de 150 asociaciones registradas de las que a día de hoy (en el mejor de los casos) subsisten -intelectualmente hablando- una veintena.

Una de esas ideas que funcionaban y que el Ayuntamiento quiso apropiarse fue la de crear una distinción anual que premiara a personas destacadas por su amor a Calahorra o su trabajo incuestionable por la ciudad. Se denominó “Calagurritano de Honor”.
Es una distinción inventada en el año 2000, que no tiene regulación alguna por parte del pleno municipal ni nace de una Comisión Especial, por lo tanto en su adjudicación no se evalúa los méritos ni deméritos de las personas propuestas, ni existe un procedimiento para proponer candidatos, ni mucho menos un jurado que decida. Todo se lo guisa y se lo come el alcalde a su particular criterio.
En sus primeros años de funcionamiento se nombraba a personas físicas a título individual, y el reconocimiento público se sustanciaba dentro del acto de coronación de la “reina de las fiestas”. Estas personas físicas (con nombres y apellidos) casi siempre han merecido ser galardonadas y son personas que llevan el nombre de la ciudad y su prestigio por donde van. Tal es el caso de Nacho Guerreros, Cipriano Alfaro, Andrés Sirvent o Isidra Santos (por nombrar algún ejemplo). Pero no es menos cierto que se nombró a personas que nada o muy poco habían hecho por esta ciudad, como al Obispo Juan José Omella en 2009, cuyo mayor mérito -hasta ese momento- era el de haberse largado a vivir a Logroño y no querer ocupar -en su lugar- la silla episcopal de Calahorra.

Pero un buen día, alguien dentro del PP se dio cuenta de que era poco rentable (políticamente) el dar este reconocimiento a personas individuales y ¡Brillante idea!...Se pusieron a declarar “Calagurritano de Honor” a colectivos, y cuanto más grandes mejor.
De este burdo modo, los agraciados -y agradecidos distinguidos- son muchos más cada año, y es algo demostrado que el PP gobierna intentando quedar bien y ampliando la red clientelar sobre la que sustenta su morral de votos.
De este modo se comenzó a galardonar a grandes colectivos…Cáritas, Banda Municipal, Cofradía de la Veracruz, Paso Viviente…Siempre buscando entidades con grandes implicaciones en amplios sectores (cuantitativos) de la sociedad Calagurritana.

Con la actual deriva populista de este reconocimiento institucional, se da la curiosa paradoja de que va siendo cada vez más difícil encontrar a un calagurritano/a que no haya sido distinguido con el galardón en alguna ocasión.
Sin ir más lejos, en mi propia casa viven 5 Calagurritanos de honor (mis hijas, mi esposa y yo). Incluso soy - de momento- tres veces Calagurritano de Honor y el Sábado me nombrarán nuevamente ¡la cuarta!, en esta ocasión por mis 30 años como miembro de la Peña Calagurritana, ya que se ha decidido distinguir a las Peñas de fiestas (seis asociaciones de una tacada), con más de 3000 socios que son sin ninguna duda una parte importante del alma de las fiestas, y lo seguirán siendo se les distinga o se les deje de distinguir con intenciones tan viciadas.

Portillo, compañero…Se te ve mucho el plumero.

9 comentarios :

  1. Yo también soy calahorrano de Honor. Dos veces.
    jajajaja, muy bueno y muy cierto

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  2. Hombre, yo que tu estaría contento, ya que por méritos individuales no lo tendrías nunca. Con respecto a que el premiado tenga que vivir en Calahorra como principal valor, en fin, que se puede ser más aldeano pero no mucho, aunque sigue intentándolo...

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    1. Disculpa, siempre confio en la inteligencia de los lectores y a veces sobrestimo a alguno....Como tú.
      El que el obispo de la ,Diócesis de Calahorra viva en Logroño es algo nunca visto entre el siglo V y la llegada de Bua Otero a la ciudad a finales del siglo XX...Un desprecio sin nombre a esta ciudad en la que durante 15 siglos ha residido el obispo de la diócesis. Y a quien así desprecia a Calahorra no se le puede nombrar Calagurritano de Honor.

      No te vendría mal un poco de historia...te serviría para jugar al trivial en Navidad.

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  3. jajaja, !!!muy bueno!!!

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  4. Joder, con lo progresista que eres para algunas cosas, no te vendría mal evolucionar un poco, hay tradiciones que están para ir rompiéndose. De todas formas creo que te hubiera parecido mal aunque viviera en el Paseo del Mercadal, se te ve el plumero.

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  5. Estás equivocado, no es el alcalde quien decide a quien se nombra calahorrano de honor. ¡¡¡¡¡ES OSCAR EGUIZABAL!!!!!!! segun acabo de leer en una entrevista que le hacen en la brújula de Calahorra. Este tío tiene los santos cojones de decir lo siguiente:
    "He arrancado la concejalía con el nombramiento de las seis peñas como calagurritanos de Honor". Y el tío se queda tan ancho. Que verdad es que en todos los pueblos hay un tonto, y como esto es casi una ciudad tenemos dos,

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  6. Lo chulo hubiera sido que Oscar Eguizábal se lo diera a la Asociación Calahorra Ciudad Comercial y que Fabián Echave recogiera el Premio.

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    1. Igual cuando tenga "dotación económica" se lo piensan. :))

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