La increíble historia de una `orgía´ policial.

Esta es la increíble –pero cierta- historia acontecida en las fiestas patronales de una pequeña ciudad del Valle del Ebro. Calahorra, en la Comunidad Autónoma de La Rioja.

Eran las 4 de la mañana (27 de agosto 2014) y los integrantes de una de las más importantes orquestas de España, la “Nuevo Talismán” (la orquesta que más trabaja en este país) terminaban una de sus actuaciones (la número 27) de un mes de agosto que estaba resultando agotador. De hecho, tenían contratadas actuaciones en toda España para 30 de los 31 días del mes.…Algo absolutamente asombroso.
Pese a ello, la sesión que terminaba con un éxito rotundo no era una más, ya que la mayor parte de los músicos, cantantes, montadores etc de esta orquesta (unas 15 personas) viven o son de Calahorra. Estaban por tanto con la ilusión y la alegría de actuar en su ciudad.

Recogidos los instrumentos y a medio desmontar el escenario, parte de los integrantes de la orquesta abandonaron la plaza en la que habían actuado y se dirigieron hacia un cajero automático para sacar efectivo y pagarle su trabajo a un cámara de televisión.
Estacionaron un instante el vehículo en la Glorieta del Ayuntamiento y uno de los músicos entró al colindante cajero de IBERCAJA a sacar el dinero.
En ese momento apareció un coche de la policía local y uno de los dos agentes que lo ocupaban le dijo al conductor que no podía parar allí. El músico le dio la razón y le explicó que su compañero estaba (a unos metros) en el cajero sacando dinero y que se marchaba en un minuto. El agente de policía respondió: “ Eche `para adelante el coche”, cosa que el músico hizo unos metros.
El coche patrulla dio la vuelta a la rotonda y volvió a los 15 segundos a parar junto a la furgoneta de los músicos. Se bajó el otro agente y chorreó al conductor, que sorprendido intentaba tranquilizarlo. El agente le pidió la documentación a lo que el conductor le advirtió de que su compañero ya venía con el dinero del cajero y que se marchaba inmediatamente, que se tranquilizara. El policía lejos de tranquilizarse o denunciar el vehículo por estar mal aparcado (o a su conductor), metió el brazo dentro del coche, arrancó las llaves del contacto, abrió la puerta y sacó a rastras al músico a la calle.

Lo que pasó después es complicado de relatar de forma imparcial…Sólo diré, que ver lo sucedido (que lo he visto con mis ojitos) (EN VIDEO) acojona. Y mayormente acojona ver como se puede esposar a dos músicos que en ningún momento insultan ni agreden a nadie…Tirarlos al suelo, atarlos de pies y manos y chillarles con una intensidad y una falta de respeto que me abstengo de describir.
Acojona también pensar, que por dejar un momento el coche en doble fila, a las 4:30 de la madrugada (en un lugar amplio, sin tráfico, sin impedir el tránsito ni molestar a nadie) uno acabe con el cuerpo lleno de moratones, esposado de pies y manos y metido en un furgón policial.

Pero volvamos al momento. Mientras esto sucede, -y dos de los músicos están siendo esposados-, en el interior de la furgoneta van varias personas que son testigos de lo sucedido.
Otras personas bajan por la calle Mártires y asisten atónitas a la “orgía” policial.
Entre ellas hay varios ciudadanos anónimos, varios integrantes de la propia orquesta, un empresario calagurritano, un cámara de televisión y un periodista de la Cadena SER. Todos presencian la desproporcionada actuación. Uno de ellos es incluso atacado por un policía, (al percatarse de que estaba grabando la escena con un teléfono); recibe un manotazo sobre el mismo y el teléfono termina reventado en el suelo.
Los dos agentes que inician el altercado, piden refuerzos y finalmente se dan cita en el “espectáculo” tres patrullas . Se llevan al cuartel de la Policía Municipal a los dos músicos calagurritanos que acababan de finalizar su jornada laboral y tenían que actuar al día siguiente en Toledo.

A eso de las cinco de la madrugada, suena mi teléfono en la mesilla de noche y contesto sobresaltado (sólo llevaba una hora durmiendo, pues había asistido al concierto). Al otro lado un amigo que ha presenciado todo me cuenta espantado lo sucedido y me dice que ambos músicos están en el cuartel. Me incorporo sobre la cama y sopeso si es más inteligente presentarme allí o llamar por tf. Finalmente decido llamar (por no violentar ni condicionar a nadie con mi presencia). Me identifico y pido explicaciones. El agente que me responde, dice que sabe quién soy aunque no me conoce personalmente. Con un trato correcto me confirma que los dos músicos de mi ciudad están en el cuartel, e incomunicados, pero que no en calidad de “detenidos”.Que están hablando con el jefe de turno. Que no me puede asegurar nada, pero que es posible que finalmente no sean detenidos. Me quedo más tranquilo, pero desde ese instante y hasta que los vi salir por la puerta del cuartel de la Guardia Civil (12 horas más tarde) seguí el caso minuto a minuto.

No me corresponde a mí relatar lo que sucede en ese despacho entre las 4:45 y las 7 de la mañana que es cuando son formalmente detenidos ambos músicos, (pese a saberlo perfectamente), pero…Es extraordinariamente irregular que se dilate durante más de dos horas la decisión de detener - o no detener- a alguien que supuestamente ha de ser detenido.
Si lo vas a detener, le lees sus derechos, lo fichas y lo detienes inmediatamente cuando llegas al cuartel…No esperas a que pasen las horas.

Decidida y formalizada la detención, uno de los músicos pide que se le realice un reconocimiento médico y ser trasladado al hospital. Ante esta petición, (y no antes) se les comunica a los músicos que también varios agentes de policía han resultado lesionados al esposarles. Es decir: que la simple acción de esposar y tirar al suelo a dos músicos, (que según los testigos no movieron ni un dedo) había dado como fruto lesiones en tres policías….
Cerca de las 10 de la mañana (cinco horas más tarde de aparcar los músicos en doble fila) varios testigos observan a algunos policías desde un bar cercano, como acceden a la Mutua Medica de la calle Bebricio. Así lo dicen en un grupo de facebook. No sólo dan fe de su presencia y de su entrada en la Mutua, sino que afirman que no parecían tener mala cara ni ningún problema, pese a que posteriormente llegan al cuartel brazos en cabestrillo y collarín. Pues bien,sea como fuere finalmente tres de los policías cogen la baja médica.

El responsable (o los responsables) del turno de noche de la policía local de Calahorra de ese día, permiten que se tarde más de seis horas en redactar y trasladar al juzgado el atestado…Un informe de tan sólo una página. Esta demora inexplicable pudiera denotar una animosidad clara, y tiene como consecuencia que los músicos, (que se encuentran en sendos calabozos incomunicados y sin ropa) no puedan ser citados ese día en unos juzgados de guardia, que están en agosto, plenas fiestas locales y cerraban a las 14.00h.

A la una y media de la tarde,agentes de la policía local los sacan del calabozo (ocho horas y media después de aparcar en doble fila) y los trasladan a declarar al Cuartel de la Guardia Civil, ya que los detenidos se acogen al “Habeas Corpus”.
En el cuartel de la Benemérita son tratados como personas (no como perros) y puestos en libertad a las 16.30 horas de la tarde (casi 12 horas después de haber aparcado en doble fila). Los músicos se marchan a su casa, se dan una ducha y cogen la furgoneta camino de Toledo donde dan un concierto a las 12 de la noche….A trabajar para mantener su empresa y sacar adelante a sus familias..

Estos son los hechos, contados desde un soberano esfuerzo por relatarlos sin dar mi opinión personal sobre los policías participantes.
Es más que evidente que en Calahorra tenemos un serio problema. Un problema permitido y consentido desde hace ya más de 15 años.