jueves, 9 de junio de 2022

El estatuto y la batidora.

Seguramente que a lo largo de los últimos 40 años hemos vivido momentos mejores y peores…Pero lo que nadie podrá negar es que últimamente todo cae dentro de una batidora que centrifuga sin piedad la actualidad, dejando (como en física siempre sucede) lo más denso y consistente en el fondo, y la espuma intrascendente en la superficie.

Y para conseguir hablar realmente de lo importante, necesitaremos desenchufar la batidora, y soplar fuerte para que esa espuma adictiva desaparezca. Para que el llamativo catastrofismo de estos tiempos convulsos de titulares se evapore.

Frenar en seco, y volver la vista atrás, es la única manera factible para entender el monumental mérito que tuvieron quienes en su momento impulsaron la creación de la comunidad autónoma de La Rioja, al calor de lo que consagra la Constitución española de 1978, que no es otra cosa que la España del siglo XXI en la que vivimos hoy.

España es hoy un Estado que respeta los derechos individuales y las identidades territoriales. Que facilita la autogestión desde las comunidades autónomas, y cuyo modelo es el mayor éxito social, administrativo y político de nuestro país en toda su larga historia.  Un modelo (el autonómico), al que aspiran en muchas partes del planeta, y que se estudia en las universidades como un referente.

Y este modelo de Estado, nace de lo que algunos vienen llamando de forma despectiva “el régimen del 78”, aunque traducido al sentido común de la realidad, no es otra cosa que la encomiable capacidad que la sociedad española, a través de sus representantes políticos, puso en valor para transitar de una dictadura hacia un estado moderno y democrático, con la negociación y el consenso como herramientas.

Hoy, 9 de junio de 2022, se cumplen 40 años del Estatuto de autonomía para La Rioja. Un texto que el 25 de mayo de 1982 fue aprobado por las cortes generales, y que un año antes había sido aprobado por unanimidad por los representantes políticos de la entonces Provincia de Logroño, reunidos para tan solemne ocasión en el Monasterio de San Millán de la Cogolla.

Un texto, que como principal virtud tiene el hecho de ser fruto de una reivindicación social que ya comenzó en 1812 en la plaza de la localidad de Santa Coloma, Y que, tras la muerte del dictador en 1975, tomó de nuevo impulso desde las calles de las ciudades y los pueblos de La Rioja consiguiendo lo que en aquellos momentos parecía un imposible.

Una ley que es en sí misma es la normativa básica institucional de nuestra comunidad autónoma, Y en la que se definen e identifican las señas de identidad de La Rioja, se concretan cuáles son las instituciones de nuestro autogobierno y se señalan las competencias asumidas por La Rioja dentro del marco constitucional.

 40 años después de las manifestaciones en las calles, de las negociaciones políticas, de los consensos, los acuerdos, los anhelos de modernidad y prosperidad, La Rioja se ha convertido en una tierra mejor, con más oportunidades, con mejores servicios públicos y mayor desarrollo económico. Una comunidad autónoma uniprovincial, en la que la gestión pública es directa y próxima al ciudadano.

 Y este éxito colectivo, que defendemos sin ambages todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento de La Rioja, hoy se pone en cuestión de forma clara por quienes defienden otro modelo diferente de estado, más arcaico, más inculto, más trasnochado …Con menos derechos para las personas y los colectivos. Un modelo sin futuro.

 El nuevo fascismo de siempre, está esperando su oportunidad en el alféizar de la puerta de nuestras instituciones, viene a intentar cercenar derechos, a perseguir a los diferentes, a adelgazar el Estado democrático y demoler todo lo que con tanto trabajo han logrado construir las españolas y los españoles durante los últimos 40 años.

 Hoy es el día más indicado para reivindicar la identidad de La Rioja y de quienes vivimos en esta comunidad autónoma. Ser riojanos es nuestro hecho diferencial, Y lo ejercemos desde la tolerancia, el respeto por los demás, y la solidaridad con el resto de Estado al que pertenecemos.

(Artículo publicado en Diario La Rioja