sábado, 3 de febrero de 2018

Cosificar la estupidez humana


Al cruzar la puerta se topó de frente con una estupenda “ Virgen dolorosa” de finales del XIX , que colgaba de la pared. Tras mirarla un par de segundos giró a la derecha para darse de bruces con la más hermosa Virgen de Valvanera que jamás se haya pintado.
Sorprendida de contemplar aquellos lienzos religiosos, volvió la cara y mirándome fijamente me dijo: “lo que menos me esperaba yo es ver tantas vírgenes en la casa de un “rojo”. Le contesté: “Donde tú ves vírgenes yo veo arte”

Hace un par de días saltaba a la opinión pública el caso de una obra del siglo XIX retirada de una galería por entender que “cosificaba” a la mujer.
Quizás con toda la premeditada intención ( de generar este ruido), o tal vez absolutamente convencida de estar colaborando en “descosificar” a las mujeres, la coordinadora de una galería de arte contemporáneo en la ciudad de Manchester, (Clare Gannaway) , retiraba de la pared un cuadro en el que aparecen varias jóvenes en un estanque con el torso desnudo.
Afirmaba la galerista, que la retirada del cuadro se ha hecho con el fin de abrir un debate y no de censurar…Aunque de momento el cuadro ha desaparecido….
“No se trataba de negar la existencia de obras de arte particulares”, ha dicho. “Queremos crear un espacio de conversación sobre cómo exponer e interpretar las obras de arte en Manchester”. También ha declarado que el debate que pretende suscitar ( y que evidentemente ya lo ha conseguido) gira sobre la “cosificación de la mujer en el arte”.

Ante el hueco que la obra ha dejado en la pared de la galería, los asistentes comienzan a pegar papelitos en los que dejan escritas sus opiniones al respecto.
Hay quien piensa que la mujer no tendría que aparecer como una “cosa” o un “objeto” en las obras de los pintores y escultores. Entre las opiniones favorables a la retirada de la obra se encuentra la de la propia promotora de la idea, que afirma “señaló que la mujer solo se representaba como un sujeto pasivo y decorativo o como una femme fatale. Vamos, que esta señora no ha visto obras en las que las mujeres se representen como portadoras de otros valores. Puede ser que tenga la vista "sucia".

Frente a los comentarios favorables a la censura de la pieza, también se han pegado otros que califican de soberana estupidez pretender que una obra de arte como la retirada pueda suponer la cosificación de la mujer. Opinión que sin duda comparto.

Y aunque la ocurrencia de la galerista no deja de ser algo en esencia intrascendente , no es menos cierto que la historia ha demostrado en multitud de ocasiones que las mayores atrocidades de nuestra especie nacen de pequeñas estupideces que van engordando con el tiempo, alentadas por la fragilidad intelectual de quienes se dejan llevar por los vientos, sin saber hasta dónde es necesario llegar ni cuando hay que parar. Porque cuando los extremos se sobrealimentan terminan por encontrarse, y anda suelta una horda talibán muy dispuesta a ponerle bragas a la “Maja desnuda” de Goya y colocar un toldo sobre el “David” de Miguel Ángel.

Vivimos en un planeta en el que cada vez son más las personas desnortadas por seguir causas justas que desbordan su capacidad. Gentes que por falta de filtros terminan enfangadas en el absurdo.
Abundan también quienes se creen con la legitimidad de regular las libertades individuales de cada persona. De “ayudar” a quienes no les han pedido ayuda. Que se sienten con la autoridad suficiente como para decirte lo que puedes y no puedes hacer con tu propia vida…En lo que puedes y no puedes trabajar…En lo que puedes y no puedes pensar. Que imponen lo que puedes y no puedes fumar, y marcan las pautas de lo que debes y no debes mirar.
Ahora también nos van a decir lo que se puede o no se puede pintar; lo que se puede y no se puede colgar en la pared de un museo.

Aprovechando la ocasión, desde el pasado día 15 de enero y hasta el 1 de marzo, se puede degustar en la Sala de exposiciones de la Julián Besteiro (calle Azcona de Madrid) una interesante exposición antológica de pintura, conmemorando conjuntamente el centenario del nacimiento del pintor Xavier Blanch (Barcelona 1918- Madrid 1999) y el 130 aniversario de la UGT.

Para armar esta exposición, (que está teniendo una gran aceptación según me cuentan desde la propia sala), seleccioné un total de 32 obras de todos los géneros, pero con una especial carga en los desnudos femeninos.
Tal vez alguna de las personas que están pasando por la muestra puedan llegar a pensar que esos carboncillos, -esos pasteles sobre cartulina- son en sí mismo una apología de la “cosificación” de la mujer. Pero su presencia en la muestra poco o nada tiene que ver con esa cuestión.
Las he seleccionado por su estética, por su magistral concepción, por su delicada ejecución, y por ser un género que el pintor desarrolló con maestría y devoción. Posiblemente Blanch pintó muchos retratos femeninos (y también algunos desnudos) porque sentía fascinación por la belleza natural de la mujer.
Si durante una etapa de su producción artística optó por este género, lo hizo en respuesta a sus inquietudes como artista, que nacen del interior y aportan la capacidad para crear. Unas inquietudes que no se sujetan a ningún otro criterio ni pueden ser coartadas por trabas morales impuestas socialmente.
El artista que crea desde la sinceridad de su pensamiento hace lo que debe, y no es prudente cuestionar desde un prisma de moralidad el resultado de su obra.

Del mismo modo ( y con la misma legitimidad moral) que Ribera pintó a la Inmaculada Concepción, Courbet optó por plasmar sobre lienzo un espectacular coño (el origen del mundo se llama la obra), y el noruego Munch se decantó por una mortecina “Madonna” con los pechos desnudos.
Las tres obras reflejan a tres mujeres en distintas posturas y condiciones. No hay cosificación.

El arte es arte…La estupidez estupidez.