domingo, 2 de diciembre de 2018

La oportunidad



Tras el mal resultado electoral en Andalucía, y ante quienes piensen que el mismo repercutirá negativamente en la estabilidad del Gobierno de España, la realidad puede ser bien distinta, significando la  apertura de un escenario político que lejos de perjudicar al PSOE a nivel estatal sea una oportunidad para afrontar con mayores garantías las próximas elecciones autonómicas, municipales, y por encima de todas ellas las generales.

Acabamos de asistir a una derrota  (perdón, una victoria) de Susana Díaz en Andalucía que coloca al Partido Popular (y sobre todo a Ciudadanos) frente a un espejo que al otro lado tiene incrustada  la ultraderecha xenófoba y machista que representa VOX.
Y este no es un tema menor.

Toda España va a fijar su mirada en Andalucía para ver hasta dónde llega la calidad democrática de las derechas. Se abre un tiempo interesante en la política española.

Pese al hostión, Susana Díaz ha ganado las elecciones, sacándole 7 escaños de ventaja al PP, 12 a Ciudadanos, 16 más que Podemos + Izquierda Unida y 21 diputados más que VOX. Que parece cosa menor y no lo es.
También ha quedado demostrado que entre izquierda Unida y Podemos nunca 2 + 2 acaban siendo 4. Han perdido tres parlamentarios. Es mejor para todos que vayan a los sitios por separado. Sacan más escaños. Y mientras tanto Ciudadanos triunfa en Andalucía.

Viendo estos resultados, unido al impensable 10% de voto conseguido por la ultraderecha, pudiera parecer que se ha efectuado un trasvase de votos del PP a VOX -cosa evidente pues esos votantes que siempre existieron en su seno ahora se han independizado-, pero no conviene perder de vista que Susana Díaz ha perdido el 43% de los votos que consiguió en las anteriores elecciones, lo cual es una hemorragia sin precedentes en la historia de Andalucía.
Son precisamente buena parte de esos antiguos votantes de Susana, que hoy la han abandonado, los que han engrosado la mayor abstención de la historia, del 42%. Esta circunstancia tendrá algún motivo y alguna explicación.
En esa elevada abstención están la mayor parte de los votos del PSOE que no han llegado a las urnas. No hace falta buscar más.

Lejos de perjudicar a Pedro Sánchez, este resultado puede ser todo lo contrario. Una oportunidad. No olvidemos que en el PSOE hay dos almas que todavía no han confluido en una sola y que viven separadas desde el Comité Federal del 1/10/2016. Una de ellas es la que se acaba de llevar la tremenda hostia.

Después de lo sucedido hoy,  los votantes abstencionistas de la izquierda española van a tener la ocasión de ver de primera mano lo que pasa cuando te quedas en casa y no vas a votar, y lo que pasa es que el oponente se aprovecha de tu apatía y tu indiferencia.

Una derecha unida y sustentada por la ultraderecha será el mejor revulsivo para sacar al resto de la izquierda de su somnolencia. Será el mejor ejemplo de lo que un país moderno y civilizado ha de rechazar; porque a partir de ahora, los derechos individuales y colectivos de las personas están en serio riesgo en España. Y también en riesgo está el autogobierno, las autonomías, la igualdad para las mujeres y la permanencia de nuestro país en Europa.

La derecha racista, machista, homófoba -ubicada al margen de los valores constitucionales-  no va a regalar la presidencia de la Junta al PP o a Ciudadanos…No. La van a vender cara a cambio de atacar los derechos y las libertades de las mujeres, a los diferentes y a los más desfavorecidos, y eso tendrá consecuencias en las urnas en los próximos procesos electorales que están por venir. Las izquierdas no se quedarán en casa.
Baste ver con la gran alegría que Albert Rivera recibe la entrada de esa ultraderecha en un parlamento democrático…Con regocijo. Y con el entusiasmo que Pablo Casado se frota las manos pensando en ir de la misma con semejante compañero de viaje.
Son cuestiones importantes que van a influir incluso en la aprobación de los presupuestos generales en 2019. Que esta noche tienen muchas más posibilidades de salir adelante que las que tenían  hace unas horas. Y no lo digo yo; lo dice Pablo Iglesias. Veremos.

En estos momentos no conviene olvidar que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE precisamente gracias a que derrotó a Susana Díaz en un proceso de primarias, contraponiendo su proyecto (totalmente diferente) contra el de la sevillana. Un proyecto cuyo lema era “Somos la izquierda”.

No voy a descubrir ningún misterio si afirmo que una parte importante del electorado que apoyó a Díaz en 2015 se quedó espantado con lo que sucedió en ese fatídico primero de octubre del 2016 en Ferraz, en el que de forma infame se decapitó a Sánchez.
Tampoco faltaré a la verdad si afirmo que muchos votantes y militantes se quedaron igualmente espantados al ver como la propia Susana Díaz colocaba al PSOE en la situación más delicada de su historia (tras la dictadura).  Con la abstención ante la investidura de Rajoy.
Ni tampoco sentó muy bien entre una parte de su electorado regional que eligiera Madrid de primer plato en vez de Andalucía, cuando se postuló a las primarias socialistas, en liza con Patxi López y el propio Sánchez…Todo esto también habrá tenido su peso. En política todo cuenta y la sevillana se ha ganado la antipatía en un amplio espectro de militantes y votantes socialistas.

El sistema en Andalucía se cae por su propio peso, y por el lógico desgaste de 36 años de gobierno. Por los inevitables errores que en tantos años se van acumulando. Por la inercia. Es normal… Y todo parece indicar que la líder regional (y ese grupo de leales a Díaz que aparecen en la foto) también caerán y su caída tendrá un punto de injusticia, tras ganar las elecciones y conseguir 1 millón de votos… Pero la política es de todo menos justa, y de las crisis más profundas surgen las grandes oportunidades. Que se lo digan a Pedro Sánchez, que es un maestro en la materia.