miércoles, 19 de febrero de 2014

Fuerza nueva al Ayuntamiento



Anda el nuevo alcalde gastando el dinero de todos en enviarnos una carta de presentación. Como si no hubiera más necesidades en las que invertir nuestro dinero:
Hola, a todo@s y tod@s:
Me llamo Luis y como ya sabrás llevo casi 20 años gobernando esta ciudad, soy coresponsable de cómo está todo….pero vamos a hacer como que no me conoces y me presento…..ja,ja y ja.

Coñas a parte, la carta que se ha buzoneado estos días por la ciudad de Calahorra no deja de ser el certificado de dos cosas, la primera que el relevo en la alcaldía lejos de ser la transición hacia un nuevo candidato/a es la primera acción promocional de Luis Martínez-Portillo Subero a encabezar la lista del PP en mayo de 2015. La segunda, que para conseguir dicho objetivo no escatimará esfuerzos, aunque tenga que utilizar las “@”, hablar catalán en la intimidad o llamarnos “Calagurritanos”, cosa que jamás hace en la vida real….Él siempre dice: “Calahorranos”.

Como vivimos en un pueblo grande (o una ciudad pequeña), los rumores sobre los verdaderos motivos de la dimisión de Javier Pagola se dispararon nada más conocerse su repentino abandono. Yo, -que suelo valer más por lo que me callo-, juraría que Pagola no tenía ningún nuevo e imperioso marrón por el cual se vio obligado a dimitir. No me consta.
El motivo fue más sencillo. Luis Martínez Portillo, que ya anunció en 2007 su inminente retirada de la política, tiene diagnosticada una severa alergia a la verdad, (le da sarpullido decir una).
Sin duda entre sus objetivos estará el de superar los 19 años en la alcaldía de su predecesor y claro…Los años iban pasando, y pese a que la esperanza de vida en España ha venido creciendo con los gobiernos de Zapatero, últimamente los recortes en sanidad de Rajoy no aconsejan confiarse…Vamos, que tenía que ser ya alcalde. Pero tenían miedo en el PP de presentar a Portillo de “golpe y porrazo” ante las elecciones municipales de mayo de 2015, por lo que la opción más segura ha sido sentarlo en el sillón de la alcaldía sin pasar por las urnas. Un año y cuatro meses tiene por delante de rodaje, y quieren hacernos creer que de repente una nueva fuerza revolucionará la ciudad…¡El efecto Portillo!.
Pero analicemos en qué consiste exactamente la fuerza nueva de Portillo y el Partido Popular calahorrano.

Como mayor síntoma del desapego ciudadano e interno en el PP, baste con destacar lo que les costó encontrar a alguien dispuesto a cubrir la vacante que la renuncia de Pagola dejaba en el consistorio. Lo lógico hubiera sido (igual que sucedió con Flor en el PSOE) que la candidata siguiente en la lista del PP hubiera entrado como concejal, pero eso no pasó.
Dos personas de la lista del PP -jóvenes por cierto-, rechazaron entrar al Ayuntamiento como suplentes. Se tuvo que tirar de la tercera persona, una señora de 78 años, que ya había sido concejala en los tiempos de Alianza Popular, lo cual ni quita ni pone aunque evidencia que la renovación es ajena al PP y al equipo de gobierno de Calahorra.

El nuevo alcalde remodeló su equipo, y lo hizo marcando muy claramente a sus validos. Lucía Herce y Rosa Ortega, -que son las muletas en las que se apoya especialmente- dejando en un claro segundo plano a Javier García Rivero.
Esta circunstancia no es menor ni fruto de la casualidad. García Rivero es uno de los pocos concejales (yo creo que el único) que ciertamente podría reunir los mimbres necesarios para ser un candidato fresco y con tirón en las elecciones del próximo año. Precisamente por ello ha quedado relegado, para que no le haga sombra a Portillo y ya de paso se encargue de mantener en orden el despacho. Supongo que este veto traerá como más lógica consecuencia el abandono de la política de alguien que no necesita del subsidio de las comisiones de gobierno para vivir.
Portillo no está de paso, ha venido con la firme intención de quedarse y no escatimará esfuerzos para conseguirlo. Su primera medida ha sido asegurarse la totalidad del sueldo (52.000 Euros) pero sin trabajar con exclusividad para el Ayuntamiento…Es un artista.
Antoñanzas e Ibáñez se quedan como estaban. La una en su subdirección general de “no sé que” en Logroño, y el otro como siempre.
Domínguez seguirá haciendo bueno aquel dicho de que: “Segundas partes nunca fueron buenas” y Mónica Arcéiz consigue por fin (tras la renuncia de Antoñanzas en 2011 y la dimisión de Pagola hace unas semanas ) su vara de Teniente de alcalde, entrar a la Junta de Gobierno y casi mil euritos al mes…Aunque ahora ya no podrá decir que cobra menos que Margarita Aldama…¡cachis!
Por último Eguizábal, (que en las pasadas elecciones ya fue retrasado por Pagola del séptimo al noveno puesto), tampoco encuentra mayores responsabilidades con el nuevo alcalde, que lo sigue dejando como concejal de comercio y concejal de “la semana de medioambiente”, que es lo único que hace (cinco días cada dos años) en esta área.

Díez y Lana seguirán igual que estaban, y a la señora Boluda le adjudican la concejalía de personas mayores y la Residencia de San Lázaro.

Pero volvamos a las dos muletas en las que el nuevo alcalde va a descargar todo el peso. Rosa Ortega, pierde Cooperación al desarrollo, que se había convertido en un título nobiliario (porque poco o incluso nada se hace en esta materia), pero gana una concejalía que le sobrepasa de largo…Urbanismo. Disciplina en la que no tiene experiencia ninguna, pero que difícilmente lo podrá hacer peor que su predecesor (Portillo), máximo co-responsable de los grandes fiascos urbanísticos perpetrados en Calahorra en las dos últimas décadas.
A esta importantísima responsabilidad, Ortega suma el nombramiento como Portavoz del Grupo Municipal del Partido Popular, así como las concejalías de Juventud, Prensa, Nuevas tecnologías y Drogas.
Por su parte, Lucía Herce (que comenzó la legislatura al frente de Hacienda, Aguas, Obras y Servicios) se ha convertido en la concejala que mayor carga de responsabilidad soportará, añadiendo a las responsabilidades ya mencionadas las de Administración General, Contratación, Casco Antiguo y la Portavocía del Equipo de Gobierno.

Si tenemos en cuenta que Portillo dispone de doce concejales/as y que pese a eso las mayores responsabilidades (y cuatro presidencias de Comisiones de las siete que existen) recaen únicamente en dos, el diagnóstico es muy evidente…

Al final, resulta que la nueva fuerza del proyecto que ahora dirige Luis Martínez-Portillo es inexistente. Más de lo mismo, porque el protagonista no ha cambiado. Sigue siendo el mismo.
Un equipo sobredimensionado con las responsabilidades mal repartidas, al frente del cual se encuentra una persona que lleva dos décadas gobernando como número dos y por tanto es -ha sido y será – copartícipe de la situación en la que han dejado a esta ciudad. No podemos esperar que quien durante 19 años no ha sido capaz de mover una piedra lo vaya a hacer ahora en poco más de un año.

Ese ejercicio de fe ciega se lo tendrán que pedir a otro.


4 comentarios :

  1. ¿En Calahorra tenéis una Concejalía de Drogas?

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  2. Buenas noches José Antonio. No es exactamente una concejalía, es la responsabilidad del Plan Municipal de lucha contra las drogadicciones.
    Un saludo.

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    1. Vamos, lo que se dice "ná de ná", por que si al menos hubiera una mínima acción contra el tráfico ilegal de sustancias, que no fuera la acción individualizada y descoordinada del algunos policías, más de uno y de dos de nuestros jóvenes no tendrían los graves problemas de salud que acaban acarreando el consumo desenfrenado de cualquier clase de drogas: (léase Speed, cocaína, heroína, etc., y las menos (aunque no tanto) lesivas, marihuana y hachís.
      Muchos panfletos que no se lee nadie, mucha publicidad mal dirigida, mucho (es un decir) control NO preventivo, sólo informativo de alcoholemia, y en definitiva, poca efectividad y sólo algo de efectismo.
      Saludos.

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