El Falangista.

Son muchas las personas que llevan (llevamos) dentro un dictador autoritario. Algunos incluso llevan a un falangista intolerante y egoísta, que como único derecho respetable reconoce el suyo propio.
La diferencia entre unos y otros radica en el tamaño. Hay "falangistas" minúsculos, que pasan la vida desapercibidos (sin necesidad de aflorar) y otros tan enormes que acaban por devorar a su propietario y aparecen con tan sólo rascar la fina capa de pintura que los oculta.

En el último pleno ordinario celebrado en el Ayuntamiento de la ciudad de Calahorra, el alcalde dio una vez más claras muestras de porqué tiene la merecida fama de ser un consumado antidemócrata, que muestra un reincidente desprecio por el derecho de los concejales a ejercer su legítima representación de la voluntad popular.
A Luis Martínez-Portillo (del Partido Popular) no le gusta escuchar a los que no opinan como él, algo entendible conociéndolo. Pero aparte de eso, tampoco le gusta dejar hablar a los concejales de la oposición, -lo cual es bastante más grave- al tiempo que intolerable en una democracia.

Varios días antes de celebrarse el pleno ordinario de septiembre, el alcalde decidió no incluir en el orden del día una moción que el Partido Riojano había registrado de forma correcta y habitual…En modo y plazo. Era una propuesta para que el pleno del Ayuntamiento de Calahorra mostrara su apoyo institucional a la solicitud internacional (impulsada por Greempeace) para la conservación del Ártico.
El alcalde debió de pensar que eso de conservar el Ártico era una “patraña chorra” de cuatro ecologistas y decidió no incluirla en el orden del día mediante un decreto de alcaldía en el que alegaba que era un asunto lejano a las competencias municipales. Era la primera vez en la historia, en la que un alcalde de la democracia hacía algo similar. Un ramalazo autoritario más, -de los que le caracterizan-, que iba a tener consecuencias lógicas en el transcurso del pleno.

La sesión plenaria comenzó con absoluta normalidad, pero al llegar a los temas urbanísticos (que habían sido responsabilidad de Portillo en los últimos 18 años) el debate entre la portavoz de urbanismo del PP (Rosa Ortega) y el del PSOE (Jesús María García) se tensó al afirmar que el Partido Popular solía plantear recalificaciones urbanísticas a la carta…. Esta referencia (al amiguismo que es “santo y seña” en Calahorra) obligó a la portavoz del PP a mostarse “indignada” y exigirme que le explicase cuándo se había gobernado en Calahorra para beneficiar a sus amigos. Lee puse varios ejemplos en mi opinión evidentes.Y le dije que el comentario no iba por ella.
Mientras este debate sucedía entre los portavoces, el alcalde se retorcía en su sillón y cuando el mismo finalizó, tomó la palabra para defender su actuación e intentar descalificarme -o sacarme de mis casillas-, lo cual a estas alturas de la película es extraordinariamente difícil.Finalmente el que terminó fuera de las suyas fue precisamente él.

Con posterioridad, llegó el turno de debatir una subsanación de deficiencias en un tema relacionado con el término de “La Estanca” (fallido "pelotazo" que pretendía construir un campo de Golf y 1100 viviendas a 4 kilómetros de Calahorra). Nada más comenzar mi intervención hice referencia a que precisamente estábamos ante uno de los mayores ejemplos de recalificación urbanística a la carta. Portillo no pudo soportarlo más y su particular “dictador interno” afloró tragándoselo entero. Me quitó la palabra una vez y me instó a no volver a hablar del tema, orden que lejos de acatar desoí, volviendo nuevamente a repetir -una a una- las mismas palabras. Volvió nuevamente a impedirme el uso de la palabra y dio el tema por debatido. Varias personas entre el público asistente se levantaron y abandonaron el salón de plenos, espantados ante semejante exceso antidemocrático. El PSOE se negó a votar en ese asunto en el que se le había impedido expresarse a su portavoz.

Llegado el turno de mociones (propuestas de la oposición incluidas dentro del orden del día) fueron debatidas dos del Partido Socialista y una de UPyD, con absoluta normalidad. Pero como ya comentaba al principio, faltaba una de las mociones, (la del PR sobre el Ártico) que había sido retirada previamente por el alcalde.
La portavoz del PR (Margarita Aldama), en el turno de “mociones de urgencia”, intentó debatirla por urgencia (algo perfectamente posible y habitual), pero el alcalde le impidió hacerlo. Esta negativa -injustificada e intolerable- indignó profundamente a la portavoz del PR, que acusó a Portillo de ser un alcalde autoritario y mostrar un insultante desprecio hacia la democracia y hacia la representatividad de los concejales. El alcalde lejos de intentar apaciguar a la concejala, siguió en su escalada despótica y le negó también participar en el posterior turno de ruegos y preguntas, a no ser que preguntase cosas distintas a las que la concejala quería preguntar, para finalizar retirándole definitivamente la palabra. Lo mismo hizo con la portavoz del PSOE (Elisa Garrido) que salió en defensa de los derechos de la concejala del PR. Portillo no le dejó ni finalizar la primera de las preguntas que tenía previstas. La interrumpió en media docena de ocasiones mientras esta la argumentaba, retirándole definitivamente la palabra.
No dio tampoco oportunidad de formular las preguntas previstas al resto de concejales del PSOE, lo que propició que ante el alarde de intolerancia y desprecio democrático, todos los concejales de la oposición (excepto el de UPYD) abandonaran la sesión antes de haber concluido, ya que si los representantes legítimos de la ciudadanía no pueden expresarse en el pleno, por la intolerancia y el despotismo de su alcalde... Poco más se puede hacer en democracia.