jueves, 16 de junio de 2016

Su verdadera ideología es la hipocresía.

Si me encargaran armar una enciclopedia visual, a la hora de definir el concepto “hipocresía” insertaría una fotografía del portavoz de “Unidos Podemos”, de Pablo Manuel Iglesias Turrión.
Y espero que nadie vea en la definición un afán por agraviarlo, ni que el concepto se interprete a modo de descalificación. Iglesias me parece un político excepcional, culto y muy inteligente. Sencillamente es la descripción perfecta para alguien con una “aparente” indefinición mental en referencia al espacio ideológico que representa. Inestabilidad que no es fruto de un problema bipolar, sino la expresión inequívoca de una estrategia cimentada en conseguir el mayor número de votos sin importar de donde provengan. Un fin cuyos justificados medios son el postureo, la ocultación y el engaño.

En el universo “Podemos” nada es casualidad y todo corresponde a una postura premeditada. Su ideología es el resultado de ofrecer a cada posible votante lo que necesite, sin importar si es o no realizable. Vender unidad de España en Sevilla y la autodeterminación en Girona. Comunismo en Marinaleda y socialdemocracia en San Fernando… Y cuando llegan a Tolosa tocan el txalaparta.

Las ideologías políticas son tan necesarias como el aire que respiramos. Nacen y se conservan puras en las mentes de los intelectuales que permanecen anclados en el plano teórico. Sin interferencias externas. Pero inevitablemente la ideología invita a la acción, ….A ser puesta en marcha y, es precisamente en ese momento cuando evoluciona, siempre limitada por la realidad de la condición humana.
Cuando los intelectuales dejan de ser ideólogos es cuando verdaderamente se produce esa evolución, que evidentemente no es fruto de un día, sino de un largo proceso de “ensayo-fallo-ensayo”.

Desde el ámbito de “Podemos” y sus confluencias se nos quiere vender una alternativa política con múltiples identidades ideológicas, que no responden a evoluciones intelectuales , programáticas o conceptuales, sino a una pura y dura estrategia cuya única finalidad es conseguir el mayor número de votos posible.
No es casual – ni racional- que la formación de Iglesias comenzara su andadura publicitándose como una fuerza política transversal, para tras las elecciones del 20D mostrar su cara más comunista e intransigente, y finalizar antes de unas inminentes elecciones queriendo dar la apariencia de ser un partido dialogante, “socialdemócrata” y europeísta.

Sencillamente es una evolución imposible, que solo pueden creer los más iniciados, aquellos que sin dificultad tragan piedras de molino si es su mesías el que lo ordena.
Porque el resto de la sociedad es muy consciente de que Iglesias hace meses que vive instalado en la mayor de las hipocresías, y en ese espacio va a seguir hasta el día siguiente de las elecciones.

Los ejemplos de sus excesos en la materia inundan las redes sociales y los informativos. No es necesario hacer mucho esfuerzo de hemeroteca para encontrar mil ejemplos de cómo este politólogo ha hecho de la hipocresía su carta de visita.
Pero lo más preocupante es que el resto de los dirigentes de su confluencia política aceptan de buen grado la doctrina. Algunos -incluso- pese a haber sido vejados y ninguneados públicamente, tal es el caso de Alberto Garzón, (que no ha dudado en vender el alma de Izquierda Unida por ocho escaños), al mismo tiempo escucha disciplinadamente como su jefe (Iglesias) presume de lo muy “socialdemócratas” que son en UnidosPodemos.

Y qué mayor ejemplo de hipocresía que el demostrado por Ramón Espinar, (portavoz de Podemos en el Senado) que criticaba con dureza a los senadores de otros partidos por cobrar indemnizaciones al cesar en su cargo, y que ahora que lo es él, no solo no lo critica, sino que justifica que los senadores de Podemos las cobren….¿Se puede ser más hipócrita?
O que después de impedir que se formaran candidaturas de “Podemos” a las municipales , sea el propio Iglesias quien presuma de los presuntos éxitos en los ayuntamientos gobernados por Mareas, Compromís, IU, Ahora en común y otras confuencias de las que no quiso participar y que gobiernan gracias al apoyo del PSOE…¿Se puede ser más hipócrita?

Por supuesto que se puede y baste como ejemplo de ello la propia Ada Colau, que hace un año exigía desde las páginas de La Vanguardia la muerte inmediata del Partido Socialista, y ahora recurre al mismo para poder gobernar la ciudad.

Son mil los ejemplos, el de hoy es Zapatero que es ahora un tipo cojonudo al que siempre llama,pero al que hace tan sólo unos meses culpaba de ser el demonio y el padre de la casta, de las puertas giratorias, del artículo 135 de la constitución, etc.
Aunque quizás el que más ha chirriado es el de querer aparentar ser un enamorado del PSOE y de la socialdemocracia, cuando la realidad es exactamente la contraria. La cal viva, la casta, las acusaciones…En este tema es donde se le ha ido la mano.

Afirma Henri Lefebvre en su ensayo “El Marxismo”, que las grandes concepciones del mundo occidental son “tres, y solamente tres”; la cristiana (conservadora), la individualista (liberal) y la marxista (colectiva). Lo verdaderamente relevante en cada una de ellas es el centro de referencia. Dios y la moral en la primera, el individuo en la segunda y el bienestar colectivo en la tercera. Yo en base a estos tres conceptos le recomendaría a Iglesias y a sus palmeros que se declaren abiertamente liberales, sería muy novedoso -porque todavía no lo han hecho-, y visto que todavía no tienen clara la identidad ideológica, es evidente que su culto al individuo (a Iglesias) no tiene parangón en España desde la muerte de Franco.

En tan sólo 10 días los españoles y las españolas tendrán que elegir el futuro de su sociedad entre cuatro sendas muy marcadas y diferentes: el contrastado conservadurismo radical del Partido Popular, el desconocido liberalismo de Ciudadanos, la contrastada eficacia de la socialdemocracia del PSOE o la peligrosa indefinición de un partido de inspiración filocomunista que cambia de chaqueta con la misma facilidad que de ideología.







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