Las pequeñas cosas.

Con tan sólo una grosera mano de “blanco roto” administrada a pistola, uno de los edificios más significativos de la Plaza del Raso de Calahorra ha cambiado su aspecto como de la noche al día.
Pintado a estilo compadre con tres duros de presupuesto. Sin necesidad ni de montar andamiaje alguno, y auxiliados por una carretilla elevadora, el edificio y su cambio instantáneo nos da una gran lección.

No se necesitan grandes presupuestos, ni grandes proyectos… Ni vacías reuniones de ilustres…Ni hostias en vinagre para propiciar cambios de imagen que pueden ser generadores de cambios de tendencia.
Que sí, que ya sabemos que con una mano de pintura no se cambia una línea de caída, ni pintando 10 fachadas, ni con 20 tampoco. Pero no es menos cierto, que se genera un movimiento inverso, que bien gestionado y planificado puede terminar dando sus frutos. No es sólo cuestión de dinero, también de oportunidad e inteligencia.

Es Calahorra una ciudad en la que una parte muy importante de sus habitantes y la totalidad de sus gobernantes (PP y Cs) han dado la espalda al Casco Antiguo. Lo han dado por perdido. No creen en su resurrección. Y cuando no crees en algo es muy difícil que luches a brazo partido por ello. Como mucho puedes disimular...Hacer como que haces...Hablar como si te importara.
Pese a ello (y a ellos), la realidad es tozuda, y esta zona de la ciudad tiene elementos estructurales, sociales, culturales, históricos y patrimoniales más que suficientes como para poder resurgir. Pero ese renacimiento no se va a generar convocando estériles mesas del Casco Antiguo, en las cuales nada se decide, nada se impulsa y nada se avanza, por muy buena voluntad que muestren quienes las componen.

El final de la problemática del Casco Antiguo comienza por conseguir que quienes gobiernan en la ciudad velen por el cumplimiento de las normativas urbanísticas, por obligar a que se cumplan los compromisos contractuales de la empresa de limpieza, por incentivar la rehabilitación de viviendas mediante las ayudas públicas. Por poner en marcha actuaciones de adecentamiento de fachadas y por encima de todo, de crear sinergias que consigan hacer realista y atractiva la opción de afincarse en el Casco Antiguo. Ser capaces de mostrar los atractivos que esta zona posee.
Porque muchos todavía desconocen los enormes privilegios de los que disfrutamos quienes vivimos en esta parte de la ciudad…El espacio de nuestras viviendas, la tranquilidad de nuestros patios…Lo agradable de nuestros vecinos. Lo cerca que estás de todo. El trato directo y cordial con la gente en la calle. La multiculturalidad que están asimilando nuestros hijos como algo normal y enriquecedor…Estas son algunas de las ventajas de vivir aquí.

Mientras en el Ayuntamiento de Calahorra, Partido Popular y su socio “Ciudadanos” acaban de abortar una actuación largamente esperada en el solar de Las Medranas (la construcción de viviendas nuevas del IRVI) , no todo está perdido; vemos como la iniciativa privada es capaz de rescatar para el uso un edificio como el de la foto.

Tal vez ha llegado el momento de que la sociedad civil del Casco Antiguo se ponga a hacer algo por su cuenta, (sin pensar en el Ayuntamiento ni en sus envenenados caramelos) implicando a la iniciativa privada y generando campañas imaginativas en favor de la rehabilitación de viviendas, porque nada bueno se puede esperar de quienes durante un cuarto de siglo no han conseguido invertir la tendencia, sino que incluso la han acentuado.

Ese edificio que fue testigo mudo de la alegria popular durante la proclamación de la II República, de los desfiles de la falange o de la infame reforma urbanística de Portillo en 2014, hoy recobra una nueva vida y pide otra oportunidad para su entorno.

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