Esta es una de esas ocasiones en las que ya de primeras ves que el título
se te queda escaso, porque José Ignacio Pérez Sáenz, no solo ha sido – y es- el
político más completo en esta comunidad autónoma en su reciente historia
democrática, sino que también ha sido referencia importante a nivel del Estado
en cuestiones vinculadas al desarrollo del autonomismo que brota de la
Constitución de 1978. En cualquier caso, me voy a ceñir al título.
Ayer en las páginas de Diario La Rioja,
se daba cuenta de la salida de la nueva ejecutiva regional del Partido
Socialista de La Rioja, del que ha venido siendo durante los últimos años su
presidente. Una salida que afortunadamente no significa su desvinculación del
proyecto socialista en esta comunidad, sino únicamente la lógica deriva vital
de una carrera política sorprendente, y altamente enriquecedora para este
“oficio” nuestro, tan denostado como imprescindible
Hay muchas formas y modos de entrar en política, pero
solo una de hacerlo desde la raíz y hasta la copa. Y esa es la manera de los
“pura sangre”.
José Ignacio Pérez Sáenz comenzó a desarrollar sus
inquietudes políticas en los últimos coletazos del franquismo, participando de
los incipientes movimientos sociales y asociativos (también
político-sindicales) que florecieron, poniendo en valor y en práctica aquello
que tantas veces se ha señalado como el camino correcto. Porque un político de
raza se cuaja en la calle, bebiendo de las reivindicaciones sociales y siendo
capaz de trasladarlas a las instituciones, para cambiar las cosas.
Construyéndose a sí mismo desde abajo. Sin atajos.
En aquellos delicados momentos de la transición,
en los que todo pendía de un hilo, tuvo el valor, junto con otros muchos, de
presentarse a las primeras elecciones municipales democráticas, representando
al Partido Socialista Obrero Español. Una formación política que había
gobernado España en la Segunda República, y visto como se derramaba la sangre
de decenas de miles de sus militantes por defender la libertad y la legitimidad
de un régimen democrático frente al fascismo.
Y lo hizo aspirando a formar parte de su ayuntamiento,
(el de Calahorra) en el que los últimos concejales socialistas electos que le
precedieron habían sido asesinados por el mero hecho serlo.
No puede haber mayor privilegio, pero al mismo tiempo
hay que reconocer que en 1979 había que tener un coraje especial para colocar
la cara en una candidatura del PSOE, un partido que llevaba proscrito 40 años
en España.
Resultó elegido concejal, y tras trabajar por su
ciudad durante una legislatura, comenzó a hacerlo por su comunidad autónoma.
Una comunidad que todavía no existía, y que ayudó a crear desde las
instituciones, ocupando puestos de representación pública de importancia…Siendo
diputado regional, consejero en el gobierno de José M.ª de Miguel, presidente del
Gobierno de La Rioja en dos ocasiones, senador por La Rioja durante una década,
y más recientemente delegado del Gobierno de España en La Rioja. Una hoja de
servicio impoluta e inigualable, siempre representando a los ciudadanos…
Siempre con la máxima honradez en el desempeño de sus funciones, y siempre con
una incontestable capacidad para la gestión pública y el acuerdo.
Un Líder político que ha sabido mantener los vínculos
de colaboración y afecto con todos aquellos y aquellas que han trabajado para
él; nombrados bajo su mando para desempeñar las tareas de gobierno, y que han
sido beneficiarios del absoluto respeto y cariño que les profesa incluso
pasados los años.
También en el plano orgánico, a nivel de partido, su
aportación y ascendente sobre el Partido Socialista de La Rioja ha sido
determinante, y garantía de unidad en un ámbito en el que precisamente nunca la
unidad está garantizada. No ha necesitado ser secretario general para
dirigir el partido, y gracias a su talante dialogante y conciliador su huella
quedará indeleble en esta centenaria organización.
Aunque hoy abandone la política orgánica, José Ignacio
Pérez Sáenz es, ha sido, y seguirá siendo el político riojano referente en la
etapa democrática reciente de nuestra comunidad autónoma, y su ejemplo
perdurará inspirando a quienes ven en la política una oportunidad para
transformar la sociedad y el mundo en el que vivimos.
Un mundo diverso y plural, donde las diferencias han
de considerarse una riqueza y no un obstáculo. Una España moderna y descentralizada,
donde anudar todas nuestras singularidades para conformar una fuerza superior,
que nos una como nunca e impulse hacia el futuro respetando la diversidad de
cada uno. Un país orgulloso de sus diferentes lenguas, que las valore y las
respete como propias. El Estado de las Autonomías... Ese es y eso representa
Nacho Pérez.