Julio Rubio (Rector de la Universidad de La Rioja)
¿Cómo se llega a ser rector de una universidad pública en España?
En cuanto a los requisitos, basta con ser catedrático de universidad y obtener la mayoría en una elección por sufragio universal ponderado entre la comunidad universitaria (estudiantes, personal de administración y servicios, personal docente e investigador). En mi caso particular, llego al rectorado porque no encuentro en mi entorno a ninguna catedrática ni ningún catedrático que esté en disposición de presentar candidatura frente a mi antecesor, cuya gestión considerábamos inadecuada.
En 2016 Julio Rubio gana el rectorado de la UR con el 56% de los votos. Recientemente y con una victoria aplastante, se convierte en la primera figura institucional en someterse a una moción de confianza voluntaria. ¿Deberían los políticos seguir el ejemplo?
Lejos de mi intención dar lecciones a nadie. Tal vez sí que sea destacable que presentándose a la cuestión de confianza el Consejo de Dirección cumplió un compromiso adquirido durante la campaña electoral. Y eso parece un mínimo: las personas que representan a otras deberían cumplir sus promesas. En un sentido más amplio, es una iniciativa que reafirma uno de los puntos centrales de nuestro rectorado: la Universidad de La Rioja tiene un tamaño que permite una participación más directa de la comunidad universitaria en la toma de decisiones. Las universidades públicas somos las únicas grandes empresas que nos organizamos de modo democrático. En un momento en que la democracia está en retroceso en muchos puntos del mundo, considero una irresponsabilidad no utilizar las herramientas de que disponemos para demostrar que eficacia y participación democrática no están reñidas. Hasta qué punto esa forma de actuar sea extrapolable a otros ámbitos, debe ser objeto de reflexión de los responsables en cada institución.
¿Está el Gobierno de La Rioja atendiendo como merece a nuestra universidad pública? ¿Es hora de llevar la UR a otras localidades de la Comunidad?
El Gobierno de La Rioja no desatiende a su universidad, permitiendo con su financiación que continúe existiendo. Si podría hacer más, es una cuestión plenamente política, puesto que cada Gobierno elige sus prioridades. Una mirada a las universidades de nuestro entorno (Pública de Navarra, Zaragoza, País Vasco) muestra que la intensidad del apoyo a la universidad pública puede variar según los intereses de los gobernantes.
Respecto a la segunda pregunta, hay que ser muy prudentes. La gestión de dinero público debe ser eficaz, y la escala de nuestra Comunidad Autónoma (tanto en el aspecto territorial como en el de distribución de la población) dificulta disponer de sedes o títulos oficiales en localidades distintas de Logroño. Es cierto que desde nuestro Consejo de Dirección se ha hecho un esfuerzo por abrir las actividades de la Universidad de toda La Rioja tanto a la capital como al resto de la Comunidad. En Calahorra tenemos actividades tradicionales como la realización de pruebas de acceso a la universidad (que suponen un importante esfuerzo económico y organizativo), la Universidad de La Experiencia y los cursos de verano. Tenemos en diseño un proyecto de "antenas científicas" que permitirían llevar la divulgación de la investigación a distintas cabeceras de comarca. Y estamos explorando, de forma juiciosa, que algunos másteres oficiales impartan parcialmente su docencia fuera de Logroño. También estamos aprovechando las posibilidades telemáticas, de las que nuestra universidad fue pionera, para descentralizar la docencia de algunos títulos.
¿Qué es lo que la Universidad de La Rioja necesita para garantizarse un futuro de prestigio y competitividad en España?
La Universidad de La Rioja, tras 26 años de existencia, está satisfactoriamente establecida entre las universidades públicas. Tenemos tanto prestigio y competimos tan bien (en la captación de recursos en convocatorias competitivas, por ejemplo) como el resto de universidades. Queda demostrado por nuestro papel, de igual a igual, en alianzas como el grupo G9 de universidades (constituido por las universidades públicas que son únicas en su comunidad autónoma) o el Campus de Excelencia Internacional Iberus (junto a las universidades Pública de Navarra, de Zaragoza y de Lleida). Intentamos sacar partido de nuestro pequeño tamaño para ser más ágiles que otras universidades, que tienen más dificultades para adaptarse a los cambios. Dicho esto, no podemos caer en el conformismo. Tenemos carencias conocidas, en particular en el ámbito de la investigación, en la que nuestros grupos, de nuevo debido a su tamaño, necesitarían un impulso adicional para emprender proyectos más ambiciosos, que complementen los que ahora ya llevan a cabo con éxito. En particular, y por mencionar algo concreto, hay que plantear el poder contar con investigadores a tiempo completo, que no tengan que dedicarse, al menos temporalmente, a la docencia.
¿Se debería subvencionar desde las administraciones públicas a las universidades privadas?
Las distintas modificaciones legales que se han ido introduciendo, flexibilizando los requisitos, permiten en la actualidad llamar legalmente 'universidad' a empresas cuya actividad casa mal con el concepto universitario tradicionalmente admitido. Por ejemplo, se llama legalmente universidad a entidades que cubren solo algunas partes del saber o que están centradas exclusivamente en la captación de matriculados y la expedición de títulos, sin prestar apenas atención a la investigación, fundamento esencial de cualquier universidad (pero que es difícil rentabilizar desde un punto de vista puramente mercantil). Como consecuencia, la expresión 'universidad privada' se refiere a organizaciones muy diversas. Algunas son sin ánimo de lucro, y en otras el lucro de sus accionistas parece el único fin. Las del segundo tipo no deberían recibir, en mi opinión, ninguna subvención pública; entre otras razones porque esos fondos, finalmente, se detraen de la bolsa única de la que también sale la financiación de la universidad pública, que tiene como misión el bien común.
Tradición, desvarío, o simplemente desmadre. La fiesta de la novatada de este año ha saltado a todos los medios por su impacto ambiental. ¿Algo qué decir o qué proponer desde el rectorado ante estas celebraciones?
La magnitud de los destrozos de este año nos cogieron por sorpresa. Como en anteriores ocasiones, enviamos un comunicado a todo el estudiantado recordando la prohibición de realizar actividades que fuesen contra la dignidad humana y que entrañasen el deterioro de bienes públicos y privados. Evidentemente esa prohibición no surtió el efecto esperado. Hay que aclarar, en primer término, que no se trata de fiestas organizadas por la Universidad, y que, en segundo lugar, las personas que llegan a la universidad son mayores de edad y responsables de sus actos. Además, también conviene recordar que la Universidad hace respetar sus normas -y sus prohibiciones- en las dependencias universitarias, pero que no tiene ninguna capacidad de intervención cuando el vandalismo se produce en otras zonas de la ciudad. Lo anterior, que es obvio pero que se olvida en algunas valoraciones, no implica que no estemos preocupados por esta situación y que nos desentendamos de ella. Es una inquietante tendencia social que una parte de la juventud identifique diversión con el destrozo del mobiliario público y la falta de respeto por los espacios comunes. Lo que vimos hace pocas semanas no fue la consecuencia de algunos excesos individuales provocados por la ingesta exagerada de alcohol; hubo una organización de las acciones. Por ello, y con el fin de evitar que se consolide esta tendencia, la Universidad va a convocar a los distintos agentes afectados (Ayuntamiento de Logroño, asociaciones de vecinos, Consejo de Estudiantes) para reflexionar colectivamente sobre cómo podemos oponernos con eficacia a esos desmanes.
¿Qué es lo que un rector echa de menos cuando está en el cargo?
Cuando se ejerce un cargo unipersonal de gestión, como es el de rector, se produce un alejamiento del resto del personal. No puede ser de otra manera, puesto que la toma de decisiones debe hacerse del modo más imparcial posible. También se deben modular las opiniones (hasta cuando se responde a un cuestionario para un blog), pues es difícil no contaminar a la institución con consideraciones personales. Es un equilibrio delicado el de distinguir persona y cargo. Así que se pierde algo de libertad, que uno intenta compensar con un ejercicio de reflexión, para no caer en la hipocresía de lo políticamente correcto, y rodeándose de un equipo suficientemente amplio (y sincero) que impida que el aislamiento te haga olvidar los problemas reales de la gente y, en definitiva, las razones por las que optaste al cargo.
Me comentaron hace unos días que la principal empresa empleadora de titulados formados en la UR es la UNIR. ¿Puede ser cierto?
Una de las carencias de la Universidad de La Rioja es que no dispone de medios para hacer un seguimiento exhaustivo de la trayectoria de sus egresados, por lo que no puedo responder con certeza a esa pregunta. Sí que es un hecho que conocemos todos los que hemos dirigido tesis en los últimos años que algunos de nuestros estudiantes de tercer ciclo o doctores recientes han sido contratados por la universidad privada. Distintos motivos, entre los que se incluyen los recortes debidos a la crisis, hacen que nuestra Universidad no pueda ofrecer suficientes puestos, por lo que algunos optan de esa manera por continuar vinculados, en algún modo, al ámbito universitario, aunque seguramente sus condiciones laborales no sean equiparables con las exigidas a las universidades públicas.
¿Qué consecuencias podemos esperar si nuestro mercado productivo no es capaz de emplear a los titulados universitarios? Me refiero a la “sobre cualificación”.
Sobre este tema tengo una visión bastante radical. Aunque entiendo la frustración de las personas que tras obtener un título no trabajan en su campo de especialización, o no lo hacen en el nivel que corresponde a su grado de formación, me resisto a considerar la universidad simplemente como una especie de centro de instrucción para el empleo. La vida es mucho más que el trabajo. Y la experiencia universitaria enriquece a las personas, más allá de su dedicación profesional. Entiendo que una persona que desempeña un empleo, cualquier empleo, puede ser más eficaz en su labor, y más feliz en su día a día, si tiene estudios universitarios, puesto que me gustaría pensar que el paso por la universidad nos cambia y nos mejora. Dicho esto, en ningún caso perdemos de vista que uno de los objetivos de la universidad, y uno de los más importantes, es preparar al estudiantado para su desempeño profesional. En ese sentido, colaboramos de forma muy directa con los agentes sociales y con las administraciones públicas para responder a las necesidades de la sociedad. Pero siempre hay que ser consciente de que la universidad debe aspirar no solo a formar para los puestos de trabajo actuales, sino a transformar la realidad. Es decir, nos equivocaríamos si simplemente respondiésemos a las ofertas laborales presentes, puesto que también es nuestro objetivo ser partícipes en la construcción de la economía del futuro.
¿Puede encontrar algo de interés el rector de una universidad en el blog de un político?
El rector no deja de ser un ciudadano, y uno que tiene que estar especialmente atento a las tendencias sociales y a la situación política, pues sus decisiones tienen que amoldarse a la realidad de una forma muy precisa. En el caso concreto de "Como puños" tengo un interés adicional puesto que, cuando me trasladé de la Universidad de Zaragoza a la de La Rioja, viví durante unos 8 años en Calahorra, por lo que me gusta estar al tanto de las novedades de la ciudad. Y el blog de un político puede ofrecer una visión distinta de la que podemos encontrar en los medios de comunicación profesionales. En muchas ocasiones lo más relevante para mí, más que las opiniones, es comprobar en qué temas se pone el foco. Si más políticos, de distintas tendencias, realizasen ese esfuerzo, que es muy de agradecer, mejoraríamos nuestra comprensión de la relación entre realidad y política.