jueves, 7 de noviembre de 2013

Taifas



La insignificancia y la mediocridad se pueden disimular creando a tu alrededor un pequeño reino de Taifas, en cuyo centro colocarte y reinar.
No importa su tamaño, tan sólo que sea lo suficientemente grande como para disponer de un ramillete de lacayos a los que hacerles sentir que reinas y eres importante. Que te canten odas, adulen y muestren su incondicional veneración.Serás un rey de mierda, reinando sobre una mierda de reino, pero…¡Serás el Rey!.

Vivimos en un lugar donde reina el adocenamiento y se instala en casi todos los ámbitos sociales.Una medianía pueblerina y ramplona, ejercida por pequeños dictadores. Personas mediocres que no podrían destacar en otras partes – que serían engullidos- campan aquí a sus anchas, aparentando un prestigio vacío que compran a golpe de influencia , miedo y coacción.Alcanzan el placer con una danza ridícula de intercambio de presentes, cuyo mayor alarde consiste en comerse recíprocamente. Crean medallas para prenderse ;a sí mismos, convenciones insulsas en las que lucirse y actos en los que poder lanzar encorsetados y repetitivos discursos que a nadie interesan.
Inoculan en la sociedad el falso axioma de juzgar a los demás por lo que aparentan,y no por lo que realmente son cuando les despojas de sus fachadas.

A escuchar ópera a los teatros van dos clases de personas; las que realmente disfrutan de la actuación y aquellas que sólo acuden por aparentar. Esas son siempre las que más aplauden. Se aplauden a sí mismas por ser tan exclusivas de estar allí presentes.

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