¿Podemos o no podemos?

España dio anoche un giro a la izquierda, en clara disonancia con buena parte de Europa, donde la extrema derecha se revaloriza en postulados de conservadurismo radical.
La entidad de ese giro se puede valorar en algo más de un 15% de apoyo popular conseguido principalmente (un 7%) por el nuevo partido político que emerge de la mano de Pablo Iglesias, un comunicador que ha sabido aprovechar su presencia en los medios para aglutinar una parte de los votos de la “izquierda divina”, cosa meritoria y de una extrema complejidad que lleva implícita la gran pregunta… ¿Podrá o no podrá dar respuesta a tan legítimas aspiraciones de sus votantes?, ¿Son conscientes de la extrema complejidad de poner en práctica las promesas de su programa?
El resto del voto divino, se ha distribuido entre Izquierda Unida y el atomizado rosario de candidaturas de izquierdas, ambientalistas, animalistas etc.

Pero dejando aparcado lo más importante, pasaron muchas más cosas en España. El bipartidismo se debilita, lo cual va a traer algunas consecuencias ineludibles en el PP; la primera que se me viene a la cabeza va a ser la muerte política de Alberto Ruiz Gallardón y sus leyes medievales contra las mujeres. Habrá más “muertes” en el PP, entre ellas destacan las muchas mayorías absolutas de este partido que caerán dentro de un año en ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autónomos.

Por su parte el PSOE se queda a dos escaños del PP, y constata como los postulados comedidos y moderados de una parte de sus dirigentes obtienen cada vez menor respaldo. Parece que la moderación está en horas bajas y que es mucho mejor morir diciendo lo que uno piensa antes que reventar tragándose las ideas para intentar arañar unos votos que están anclados a fuego.
Para hacer tortillas hay que romper huevos, y yo -puestos a romperlos- prefiero los de las políticas de derechas.
Anoche vino “Paco con la rebaja”, a decir que el PSOE es un partido Socialista, como lo ha sido los últimos 135 años y que los eufemismos nos vienen grandes. Habrá que releerse la ideología y cambiar muebles en el PSOE, comenzando por Ferraz, y ya que vamos a cambiar muebles no nos quedemos en sustituir uno pasado de moda por otra que se pasó de moda en la misma fecha.

En UPyD Rosa Díez se pone histérica, pese al aumento de voto en algunas provincias, y al ascenso en escaños. La exsocialista no ha visto cumplidas sus expectativas de ser la tercera fuerza política y tiene que conformarse con un quinto puesto y poco más del 6% de los votos; muy lejos de los objetivos marcados, convirtiéndose (paradójicamente y pese al aumento) en el tercer damnificado de estas elecciones.

La candidatura de VOX, aparte de restar 250.000 votos al PP ha servido para ponerle cifra a la extrema derecha española, que afortunadamente para España es minúscula. Los xenófobos, fundamentalistas religiosos, misóginos y homófobos se quedan fuera del reparto de escaños, certificando con sus resultados el giro de un país claramente posicionado en la izquierda.

Por último Izquierda Unida ha perdido la oportunidad de oro de ser aglutinante del desencanto. No ha sabido, no ha podido (o no ha querido) acoger en su seno a la “Izquierda divina”; complejo magma inescrutable abonado a la abstención, que basa su proverbial divinidad en que se encuentra siempre en posesión de la verdad absoluta (lo cual es totalmente cierto), pero que nunca podrá poner en práctica todos sus ideales (aunque sí algunos) porque una parte importante de los mismos van en clara contradicción con el comportamiento humano y, estamos hablando de gobernar a personas.

Muchas más conclusiones podrán sacar de estas elecciones europeas los expertos, pero entrar a aventurar su trasposición a futuras contiendas electorales sería arriesgado y carente de realismo. España gira a la izquierda, pero la izquierda es inconformista por naturaleza y muy difícil de satisfacer.

Felicidades por esos cinco escaños y mucha suerte a Pablo Iglesias.