miércoles, 16 de septiembre de 2015

La hora de llegada.


Según han determinado los más importantes antropólogos, nuestra especie (homo sapiens) lleva sobre la faz de la tierra 195.000 años…Año más, año menos.
No sería descabellado suponer que en los últimos 1.950 siglos ( ¡casi nada! ) el problema de: “a qué hora dejas que tus hijos adolescentes lleguen a casa los sábados por la noche” tardó bastante en ponerse sobre la mesa.
De hecho es muy probable que la necesidad de regular las idas y venidas de los cachorros/as humanos se limite al periodo histórico que se inicia con el descubrimiento de la electricidad y su uso para la iluminación artificial.

Sí...Edison y Tesla pueden ser los culpable de todo, ya que anteriormente al uso (y abuso) de la luz artificial era complicado (absurdo e innecesario) llegar muy tarde a casa un viernes por la noche , porque poco había que hacer a oscuras y…Conocido es que sentarse alrededor de una hoguera cuando se pone el sol, te garantiza tener un sueño de narices en menos de 10 minutos.
Por tanto, no es descabellado pensar que la ausencia de los jóvenes en la cueva, choza o vivienda familiar (durante las noches) es algo tan extraordinariamente reciente que el acervo humano todavía no lo ha asimilado en su integridad.
Antes de la electricidad, las relaciones sociales entre humanos (también entre los hormonalmente inestables) se circunscribían al periodo de luz natural. Una lógica regulación de la actividad social en función de las estaciones y de las horas de luz. Podríamos afirmar que: “se vivía en comunión con el ciclo solar”…En primavera se estaba más activo y en invierno más dormilón.

La capacidad de controlar la electricidad -la bombilla- se extiende uniformente por toda España a principios del Siglo XX ( en Haro fue incluso a finales del XIX), y con ella la posibilidad de burlar al sueño, al sol y al sentido común natural.
Se comienza a dilatar la hora “normal” de meterse en la cama, se prolongan las jornadas laborales y…Un siglo después nos encontramos ante la disyuntiva de administrar las normas de convivencia en nuestros electrificados hogares y a nuestros desorientados adolescentes.

Posiblemente nos encontramos (en occidente) ante la generación que más deficitariamente está educando a sus hijos en la historia de la humanidad. Para intuirlo basta con recurrir a los supervivientes de las otras dos generaciones anteriores (Abuelos y bisabuelos de nuestros hijos) para constatar la gran diferencia que en tan sólo 75 años se ha producido en los parámetros de respeto, educación, empatía o solidaridad. Un deterioro de esas deseables aptitudes que algunos adolescentes manifiestan no solo con los extraños, sino con el resto de miembros de las familias. Evidentemente no se puede generalizar, hay ejemplos para demostrar esto y lo contrario, pero es innegable que el deterioro en esas virtudes sociales es incuestionable.

En una sociedad volcada en conseguir el éxito personal que lleve al reconocimiento social, es el “indeseable egoísmo” quien ocupa muchas veces el primer puesto en la escala de valores.
Se utilizan todos los recursos para satisfacer las necesidades personales y sin duda una de ellas es la de relacionarse con los semejantes…Llegamos al meollo de la cuestión.

En los últimos 25 años la permisividad de los padres ante la hora de llegada a casa de los adolescentes ha dado un triple salto mortal. Paradójicamente los problemas que se pretenden evitar -cuando se impone una hora de llegada a casa- han aumentado, pese a lo cual los padres siguen abriendo más y más la mano.

En 2015 las posibilidades que un chico de 17 años tiene de acabar un sábado por la noche metido en un problema, (conflictos, consumos, tráfico, etc) nada tienen que ver con las que existían en 1965, o en 1985. Son muchas más. Todo está más desarrollado y nuestros adolescentes más puestos al día…Para lo bueno y para lo malo.

No son extraños los casos de chicos y chicas que con 13 años ya practican conductas de llegada a casa que hace una generación eran impensables. Niños que consiguen una inexplicable laxitud de sus familias hasta tal punto de no tener asignada una hora de llegada.

Cuando dentro de una cuadrilla (grupo de amigos) uno de ellos es capaz de llegar a casa a la hora que le da la gana, pese a tener 13 o 14 años, el resto utilizan esa anomalía para presionar a sus respectivas familias poniendo como ejemplo, aquello que no deja de ser una monumental aberración. Porque es una irresponsabilidad permitir que un niño/a con 13 años esté a las seis de la madrugada por la calle.

Pero como los jóvenes son insistentes y están bien organizados, bien dotados y muy despiertos….Consiguen que sus respectivas familias vayan aumentando poco a poco el horario de llegada hasta colocar a sus padres en una situación complicada, en la que o cedes o estás colaborando en convertir a tu hijo/a en un marginado al que su “retrógrado padre” le obliga a llegar a casa antes que a los hijos de los “padres Guay”.

En muchas ocasiones también sucede que los adolescentes mienten ( ha pasado alguna vez) y van contando que a fulanito su padre le deja hasta tal hora. Una técnica que utilizan todos al mismo tiempo y que les funciona maravillosamente.

Pero ante esto ¿Qué pueden hacer los padres?...Informarse y no dejarse embaucar por sus hijos.
Los especialistas en educación parece que lo tienen muy claro. Es indispensable regular la hora de llegada de los jóvenes a casa y en ningún caso permitir que no exista tal límite horario…No puede ser que no haya un límite.
La existencia de un límite acorde a cada edad no es algo que se invente un padre, sino que hay abundantes estudios realizados por profesionales que así lo recomiendan.
Sin ir más lejos, el Psicólogo Clínico D. Agustín Franco Pérez realizó un estudio en 2014 para la administración sobre este particular. Básicamente trata sobre la necesidad de que los adolescentes tengan un horario de llegada a casa. En dicho estudio se sacan importantes conclusiones que recomiendo leer a quién pueda estar interesado en dar la mejor educación a sus hijos o nietos.

Afirma Franco Pérez en su estudio que:
“La hora de llegada de los adolescentes cuando salen de casa es una de las típicas fuentes de conflicto en la familia. La negociación de los horarios es un ejemplo clásico, de toda la vida, sobre el tira y afloja que se suele dar a esta edad entre padres e hijos. Negociar la hora de llegada a casa y la hora de acostarse suscitan controversia en el hogar. Sin embargo, lo que no es negociable son las consecuencias por desobedecer la hora límite de llegada, excepto en el caso de circunstancias imprevistas. Así pues, la consecuencia está directamente relacionada con el incumplimiento, restar tiempo de las llegadas tarde en el futuro, dependiendo de la gravedad. Si tu hijo llega tarde una hora, quizá la próxima vez que salga con sus amigos tenga que llegar una hora antes de lo usual. Dos horas tarde de la hora límite significa para el adolescente un viernes o un sábado por la noche sin salir de casa”

“La responsabilidad corresponde a los padres, de concretar un horario acorde con las actividades del adolescente y con un estilo de vida saludable; comunicárselo en el momento oportuno, no cuando esté triste o enfadado, y ser conscientes de las consecuencias y hasta dónde vamos a negociar con él.
El horario se adaptará a su edad y madurez….., los adolescentes acostumbrados a unas normas y límites desde la infancia, basta con sugerirles una hora de llegada para asumir la responsabilidad.

Lo que no parece estar en tela de juicio entre los profesionales es la necesidad de imponer (consensuar si se puede) un horario de llegada a casa. Cosa diferente es la hora exacta en función de la edad. A ese respecto seguramente sorprendan las recomendaciones que el Dr. Franco Pérez hace:

• Con 14 años: La llegada debe ser a las 21,30h. En ocasiones especiales a las 23 h.
• Con 16 años: Hora de llegada a las 22.30. En ocasiones especiales a la una de la madrugada.
• Con 18 años: Hora de llegada a las 24 h. En ocasiones especiales, a las tres o cuatro de la madrugada.

Estos son los baremos que maneja un especialista. Ahí te los dejo Manuel… Para la reflexión.

11 comentarios :

  1. Me agrada leer algo ajeno a a politica en tu blog. Los hijos nos manipulan y es cierto que utilizan el contarnos que a alguno de la pandilla le dejan mas y usarlo para conseguir que todos tengan mas hora. La solucion pasa por que salgan mas pronto de casa no a las doce de la noche. Estoy de acuerdo con que hay que poner una hora mientras esten viviendo en la casa materna. tengan 18 o 30. Si no se respetan las normas la casa se hace ingobernable.

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  2. hombre¡¡¡¡¡¡¡¡¡16 septiembre, 2015

    Este doctor Franco hace honor a su apellido. Si con 16 años hay que venir a casa a las 22,30 eso significa que alguno nisale de casa Jjjjjjj. pero estoy de acuerdo en que es necesario poner horarios. son niños al fin y al cabo aunque ellos se crean que ya son hombrecitos.

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  3. Truñacooooooooo.........

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  4. Una cosa lleva a la otra, si dejas a un hijo de 14 que venga a casa cuando le de la gana ¿Qué crees que hará cuando tengo 18? Lo que le de la puñetera gana.

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    1. ¿No queremos tanta libertad?. ¿No somos tan fantásticos, modernos y enrollados? Pues entonces dejemos que hagan lo que les de la puñetera gana, con 14, 18 o 36. Para eso nos dicen que nacemos libres. ¿O no?

      Que cada uno haga lo quiera, que después ya se encargará la vida de nivelar la balanza hacia un lado u otro.

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    2. Que roben , maten , no vayan al colegio, peguen a sus semejantes , dejémosles , no les eduquemos en valores , que cada cual haga lo que le de la puta gana , aúpa

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    3. Exacto, y no ocurrirá nada nuevo que no haya ocurrido en los últimos 195.000 años. La naturaleza humana es la que es y eso no se cambia con leyes ni educación. Como ya he dicho antes es la vida la que se encarga de nivelar las cosas
      .

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    4. No que hagan lo que les de la gana porque son jóvenes y se equivocan, pero no atarles y atosigarles a normas, porque ellos están en camino de encontrar su propia autonomia y vivir su vida social y con los amigos, y creedme con padres de metes tan cerradas como las d algún coment pues es imposible. Así no hacen más que conseguir que tú hijo les aborrezca y .

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  5. Vamos a ver, todo esto debería ser escrito contando también con la opinión del joven de cada edad citada, que ea a quien verdaderamente afecta. A los 16 años como tengas q venir d especial a la 1 se se ríen en la maldita cara . Pensado padres ,queréis que de rían de vuestros hijos? Es verdad que cada hijo tiene sus comportamientos,madurez,y circunstancias distintas. Pero si veis que hace lo que debe, su comportamiento es bueno​ y se lo gana, que menos que dejarle que disfrute un poco el finde semana con sus amigos de fiesta, porque él no tener esa libertad o ese "privilegio" afecta bastante al joven, que ve a sus padres como unos policías o carceleros y no como unos guías para la vida...

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    1. Pues de acuerdo no a los carceleros pero si no le pones un limite razonable lo llevas a la anarquia.Me parece un artívculo muy interesanyte y muy bien escrito muy bien traido

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  6. Me parece tanto interesante el artículo como los comentarios. Yo tengo tres hijos, el mayor de 14 nos está presionando mucho con llegar excesivamente tarde para las fiestas.
    Somos de un pueblo de 100 habitantes y considero que no es lo mismo vivir aquí que hacerlo en la ciudad de al lado, con 18.000 y pico habitantes, y ni qué decir en una capital...
    Nosotros en el pueblo nos relajamos con los horarios porque los peligros son pocos. Eso sí, en la ciudad de al lado cambia mucho la cosa. Nuestro hijo nos exige los mismos horarios y nosotros nos negamos.
    Pienso que es muy importante poner límites, ya no solamente en la hora de llegada, sino en el uso del móvil y en todo un poco en general.
    Porque de no ser así estaremos acortando las etapas de infancia y adolescencia más luego tendremos que pagar consecuencias de esa falta de renglones...
    Omnia tempus habent (cada cosa a su tiempo)

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