Toros, ferias y falacias.

Dejando a un margen el eterno debate entre taurinos y anti-taurinos, hay un aspecto en la “fiesta nacional” del cual no podemos abstraernos. Se trata del negro chorro de tinta que algunos sectores interesados nos derraman en la cara para intentar convencernos de las bondades numéricas de la fiesta del toro. Mentiras y medias verdades que ocultan la realidad paupérrima de unos festejos que agonizan ante la indiferencia de la sociedad.
Tomando como referencia la ciudad de Calahorra, en La Rioja, vemos claramente como la fiesta del toro se quiere seguir manteniendo viva pese a llevar años fallecida, y para ello se echa mano del dinero público y del engaño.

Calahorra, como segunda ciudad de la Rioja conservó hasta el último cuarto del Siglo XX una importante feria taurina con dos festejos en Marzo y seis en Agosto.
Por el coso de la Planilla, -inaugurado a finales de la segunda década del pasado siglo- han pasado las figuras más importantes del panorama taurino, desde Manolete hasta José Miguel Arroyo “Joselito”.
Por poner un ejemplo elocuente de cual era la entidad de dicha feria, baste recordar que en 1987, en las fiestas de verano de Calahorra se celebraban seis festejos de abono, entre ellos una becerrada, una novillada con picadores, y cuatro corridas de “a pie”. Ese mismo año torearon en Calahorra Pérez Vitoria, Pedro Carra, Rafael de la Viña, Jeromo Santamaría, Raúl Zorita, los dos hermanos Esplá, El Soro, Lucio Sandín, José Antonio Campuzano, Fco. Ruiz Miguel, Julio Robles, Dámaso González, Curro Vazquez, Espartaco y José Miguel Arroyo “Joselito”.
A muchos lectores este plantel de nombres no les dirá demasiado, pero les garantizo que los que entiendan un poquito del tema, se quedarán sorprendidos. En ese mismo año el empresario era Justo Ojeda, y acudió a la feria calagurritana con ganaderías como la de Fermín Bohórquez, Conde de la Maza, Dolores Aguirre o Carmen Camacho.
De todo aquello, nada queda. Solamente un erial de desecho que algunos llaman “Feria” y que interesa mantener, aún a costa de mentir …¿Pero por qué mentir? ¿Por intentar preservar algo a costa de afirmar que es muy demandado y aceptado por la sociedad, cuando no lo es?...
Es falso de solemnidad que las entradas sean baratas, ya que al precio que cada aficionado paga por su billete hay que sumarle la cantidad porcentual que pagamos todos los ciudadanos para que él pueda ver la corrida…Seamos o no seamos taurinos.

En las pasadas fiestas de agosto de 2015, el Ayuntamiento de Calahorra pagó 57.000 Euros de nuestros impuestos (subvencionando a la empresa promotora de los festejos) para la organización de dos espectáculos en la Plaza de Toros; un par de corridas (una de rejones y una a pie).
Son Casi 10.000.000 de pesetas del dinero de todos para mantener artificialmente algo que no se sostiene…Una feria taurina de Calahorra, que desapareció hace mucho tiempo gracias a una pésima gestión y al inexorable abandono de una sociedad cada vez más sensibilizada contra la tortura animal, pero también contra otra tortura importante; que te soplen 50 euros por ver a un sinvergüenza dando dos capotazos y un bajonazo, que es precisamente lo que más ayudó a terminar con la afición de quien la tenía a finales del pasado siglo.


Celebrados los dos festejos (rejones el día 30 y corrida a pie el 31), resulta curioso (sorprendente) leer las crónicas sobre los mismos en la prensa. Parece como si lo importante fuera reflejar en los medios de comunicación una gran asistencia de público, cuando la realidad es diametralmente diferente.
Las crónicas taurinas de uno de los críticos presentes en las dos corridas, (Sr. Pablo García-Mancha) publicadas en la prensa regional dejan una extraña sensación. Afirma este señor, no sin cierto tono de sorna: “La primera buena noticia de Ayer fue el entradón que registró el coso de Calahorra; lleno aparente a los ojos de este periodista…”
Otro crítico taurino (con dilatada experiencia) también presente en la misma corrida afirmaba por su parte: “Tres tercios de plaza cubiertos, aparentemente…”
Pero la realidad fue muy distinta a lo que se dijo en los medios.
La corrida de rejones en la plaza Calagurritana registró una entrada muy inferior a la mitad del aforo, que está establecido en 6400 localidades.
Concretamente y tras realizar un conteo fotografíco de los presentes, se puede estimar la entrada a la plaza en aproximadamente 2.800 personas, lo que supondría un 43% del aforo. ¿Y cómo es esto posible?, pues principalmente porque en Calahorra los asistentes a los festejos tienen la costumbre de ocupar entre tres y dos localidades por persona. Algo que puede dar la apariencia de ocupación total pero que falsea la realidad.

Para demostrar lo que digo baste ver la fotografía de una parte del tendido siete que acompaña, tomada el 30 de Agosto mientras toreaba Hermoso de Mendoza. En un espacio dotado de 609 localidades solamente había 232 espectadores, aunque pudiera parecer que eran más de los que realmente estaban.

Si tenemos presente que el Ayuntamiento subvencionó con 28.500 euros ese festejo, resulta que cada asistente (a parte de la entrada que individualmente pagó de su bolsillo) necesitó de 10 euros más de recargo que se pagaron con el dinero de todos.



Al día siguiente, las cifras registradas en la corrida a pie fueron todavía peores. La prensa regional en esta ocasión afirmó por boca del Sr. Juan Cruz Gastón: “Ayer bajó considerablemente el aforo” en referencia al día anterior, pero no aportaba datos de hasta qué punto.
Por su parte el crítico Sr. García-Mancha firmaba una columna que titulaba “Nace una Nueva Etapa” en la que tildaba de “esperanzadora” la feria de Calahorra en función de los resultados obtenidos. En lo referente a la afluencia de público al ultimo festejo afirmaba: “La nueva empresa de Calahorra ha echado el resto en esta feria y ayer el público respondió a pesar de ser lunes”….Pero vamos a calibrar numéricamente lo que “el público respondió pese a ser lunes”:
Realizado un conteo fotográfico de los asistentes a la corrida del 31 de Agosto, resulta que en la misma se citaron 1.700 personas, lo cual supone el 26% del aforo total de la plaza…Una entrada malísima en mi particular entender.
Si tenemos presente que el Ayuntamiento subvencionó con 28.500 euros ese festejo, resulta que cada asistente (a parte de la entrada que individualmente pagó de su bolsillo) necesitó de 16 euros más de recargo que se pagaron con el dinero de todos.

(Parece que sentarse frente a la realidad no es suficiente para verla)


Por tanto, hay que decir clara y rotundamente, que a los festejos taurinos asiste cada vez menos gente. Que este año nos ha costado 57.000 Euros del dinero de todos que se celebren (más lo que cada cual ha pagado, entre 30 y 42 euros por entrada), y que alrededor de este mundo del toro abundan quienes pretenden hacernos creer lo que no es…Pintarnos un escenario muy alejado de la realidad de las matemáticas.

Pero la realidad no termina aquí, ya que a esos números tan paupérrimos de asistencia hay que hacerles dos restas. En primer lugar en esta ocasión se han contabilizado muchos menores en la Plaza de Toros. Su presencia puede ser cuestionada (incluso legalmente) pero ese sería otro tema; lo que si es cierto es que varias decenas de entradas se regalaron a jóvenes y niños…Por tanto aunque estas personas ocupan un asiento y cuentan para el recuento, no han pagado su localidad. Tampoco la pagaron aquellos que fueron invitados por el Ayuntamiento a los eventos (según reza en el contrato de cesión de la Plaza de Toros) , en concreto la cláusula 3.4 del contrato en vigor refleja que la empresa pondrá a disposición del Ayuntamiento con carácter gratuito las siguientes entradas:

-6 para el personal del Parque Municipal de Servicios
-40 para la Banda Municipal de Música
-70 entradas de los siguientes palcos:
A) Los palcos impares nº 1, 3 y 5
B) Los palcos pares números 2, 4,6,8,10,12,14,16,18,20 y 24
C) Los palcos de presidencia y el de la Reina y sus damas.
Estas últimas 70 entradas, son emitidas y distribuidas discrecionalmente por el Ayuntamiento de Calahorra.

Es decir, que a la entrada registrada en cada corrida, le podemos restar perfectamente dos cientos de personas.