Los grandes fines se consiguen gracias al sacrificio de personas que luchan desinteresadamente por su consecución, dando un paso adelante cuando es preciso y sabiendo dar uno atrás si es necesario.
Ayer, finalizó el insufrible circo de la CUP en Cataluña, y se agotó el último cartucho que le quedaba a Artur Mas para ser reelegido presidente de una Generalitat que caminaba a toda velocidad hacia la independencia. Un camino estéril -abocado al fracaso- que por su falta de sentido de Estado va a quedar inutilizado prematuramente al tener que disolver nuevamente el Parlament.
Demuestra Mas que lo que verdaderamente les importa (a la gente de su pasta) no es la independencia, sino su propia poltrona…Su personal destino.
Para construir un nuevo país; (para conseguir la independencia) se necesitan hombres y mujeres valientes. Con coraje. Personas que enfrenten el proceso sin esconderse. Líderes que tengan claro el objetivo y que sepan sacrificar su puesto y su propia vida por ello si es necesario.
Pero Más no es Simón Bolívar, ni Paula Jara…Es un político cobarde, que antepone su persona a los fines de su propio proyecto, y que enmascara sus verdaderas intenciones entre palabrería vacua. Un político mediocre que no pretende otra cosa que despistar a la Ley vulnerándola impunemente, para salir sin consecuencias del envite demostrando con ello su falta de valor.
Si finalmente nadie es capaz de hacerle entrar en razón dentro “Junts pel si”, (y mandar para su casa al cadáver político) las nuevas elecciones que vendrán en marzo lo volverán a colocar en el lugar del esperpento que representa; escondido en el tercer (o cuarto) puesto de una lista conjunta, que sin empacho ni reparo mezcla extremas derechas con izquierdas extremas, siempre y cuando los intereses de todos estén cubiertos, mayormente los suyos. Un magma que se repele mientras las desigualdades sociales van -en Cataluña- de “Mas a más”.
Y lo peor de este cuento chino catalán, es que nadie garantiza que si se celebran nuevos comicios el resultado no sea similar, es decir, que la confluencia de independentistas de todo signo no consigan por sí solos los escaños suficientes. Que otra vez les falten diputados, que nuevamente la CUP sea necesaria y no apoye a Mas... Que terminemos entrando en bucle.
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