¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!

En 1934 el compositor argentino Enrique Santos, alumbraba el que posiblemente sea el tango más famoso de la historia, “Cambalache”.
De sus magníficas estrofas se puede destilar una realidad que casi un siglo después está de rabiosa actualidad.
Dice el tango:
“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”


Y en esas estamos. Cualquiera puede ser tildado de “gran profesional”, sin tener ni puñetera idea de la misma, siendo en el mejor de los casos un lego y en el peor un advenedizo recién llegado, que con engolados alardes se presenta así mismo como lo que no es - o lo que es peor…Es presentado por otros que lo elevan a la categoría de excelencia.

Hay señores y señoras que por el mero hecho de pintar o dibujar son catalogados en los medios como si realmente fueran “PINTOR”. Pero para ser “PINTOR” no basta con pintar. No.
Para conseguir ese título se necesitan tantas cosas (y tan complejas) que no entrarían en este artículo ni aunque tuviera 100 páginas. En primer lugar una sensibilidad innata, certeramente educada durante décadas de dedicación exclusiva a la creación y perfección de su arte.
Pero como trasluce el tango, hoy cualquiera con maña para el dibujo, pierde tres tardes en decorar 20 cartulinas y se monta una exposición…Los necios harán el resto y le nombrarán “PINTOR”…Lo mismo un burro que un gran profesor. NI tan siquiera le pedirán experiencia, capacitación o bagaje. Directamente se le eleva a la categoría de artista, devaluando la palabra, la profesión y el propio arte.

Y porqué no hablar de los que por montar una gacetilla infumable pasan a ser considerados “PERIODISTA”, sin tener la menor idea, (ni cualificación) y en ocasiones carecer de cualquier atisbo de deontología profesional, lo que les conduce a un abismo moral e intelectual.
Y qué decir de aquellos que se autodenominan “ESCRITOR”…Aquellos y aquellas que sin bibliografía conocida se tildan así mismos -o son tildados por los medios- de “ESCRITORES”; como si por el mero hecho de escribir un libro o un artículo, (o incluso llegar a publicarlo) ya se fuera “ESCRITOR”. Lamentable.

Caminamos hacia la vulgaridad a pasos agigantados, y a cada esquina nos encontramos a algún ingenuo que por plantar dos puerros y un río de cebollas ya se pretende “AGRICULTOR”.
Pero en esta sociedad tan vacía de valores y respeto hacia quienes ejercen su profesión con dignidad y profesionalidad no todas las áreas se ven intrusadas, en algunos campos parece que nos diera más vergüenza que en otros.
Nadie por más horas que pase al volante de su coche osa denominarse “PILOTO”, ni tampoco por haberle curado una herida al niño en la rodilla nos da por considerarnos “MÉDICO”. Y si tenemos que apagar un fuego en el jardín tampoco nos denominamos a partir de ese momento como “BOMBEROS”….Entonces, si tenemos tanto pudor para algunas cosas, ¿Cómo es posible que en cuanto nos regalan una cámara fotográfica a las dos semanas ya nos pensemos que somos “FÓTOGRAFOS”?...

Se están banalizando tanto los conceptos, y rebajando de tal manera los requisitos, que hemos llegado al absurdo.
Hoy, como cantaba el gran Carlos Gardel: “cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón”…Cualquiera es un “PINTOR” y a cualquiera le llaman “ESCRITOR”.