Su crimen – por el que se le buscaba- era el de ser concejal del Partido Socialista Obrero Español. Lo había sido desde 1931.
También era el presidente (secretario general) de la Agrupación Socialista de Calahorra, y por tanto el máximo responsable del PSOE en la organización política.
Una persona con inquietudes culturales, casado sin hijos, y afiliado a la UGT desde cuyo sindicato presidía la sección de “Profesiones y oficios varios”.
Ángel participaba en numerosas actividades culturales en la ciudad, formando parte de grupos de teatro como el Cuadro Artístico de La Casa del Pueblo, clubs de lectura y otros.
Accedió a la concejalía tras las elecciones de abril de 1931 cuando contaba con tan sólo 29 años de edad, siendo el más joven de los ediles y quedando en sexto lugar con 467 votos.
Formó parte de la Comisión de Hacienda.
Ángel Puerta fue consciente desde el primer momento de la clase de asesinos que estaban tomando el control de Calahorra el mismo día 18 de julio, por lo que escapó de la ciudad. Se refugió durante meses en la sierra de Los Agudos, junto a otros republicanos a los que buscaban para asesinar.
A Puerta lo tardaron en matar más de siete meses. No lo consiguieron hasta el siete de marzo de 1937. Fue el último concejal asesinado en Calahorra. El último de seis.
Ese mismo día –de mañana temprano- fue visto por un delator –un guarda agrícola-, en compañía de otros fugitivos (Marcelino Garrido Aldama, Luis Gil y los hermanos Calatayud) en las cercanías del Ebro, junto a unas mujeres que al parecer les llevaban alimentos; la esposa e hija de Luis Gil.
Fue apresado momentos más tarde en los sotos del Ebro tras varios disparos de los fascistas que hirieron a algún compañero, y atado se le trasladó hasta el barrio de Murillo donde finalmente se le ajusticiado junto al canal de Lodosa, alegando sus asesinos que “una vez atado y preso intentó escapar…por lo que hubo que dispararle”. El asesinato se perpetró a las tres de la tarde. A su viuda, Julia Sáenz Escorza, se le había administrado previamente el manual del régimen. Fue perseguida, insultada, registrada, expoliada y se arruinó su vida. Le raparon la cabeza, le dieron aceite de ricino y la pasearon por las calles.
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Cuenta Jesús Vicente Aguirre – en su fantástico libro “Aquí nunca pasó nada”- lo siguiente:
“Conducen a Ángel Puerta, al que han atado, hasta el barrio de Murillo…Poco después se presentó un coche del que se bajaron el señor Alcalde de Calahorra D. José Mª Frontera de Haro y el inspector municipal D. Juan Hueto, en este momento y creyendo el Puerta sería el más a propósito para huir emprendió precipitada fuga por lo cual el que manifiesta, jefe de Guardas, e inspector municipal dispararon sus armas cayendo este en tierra y muerto en el acto... siendo la hora de las quince del día siete de marzo de 1937”.En el informe levantado tras el asesinato se puede leer:
“Sobre Puerta dispararon los tres guardias y el inspector, “que el muerto fue Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Calahorra, individuo de pésimos antecedentes”…”Gran apóstol del Socialismo con ribetes de comunista”Fue enterrado en la sección de suicidios del cementerio municipal de La Planilla. Años después sus restos fueron trasladados a un sencillo panteón familiar donde descansa a escasos cinco metros del panteón de los fusilados y fusiladas de esta ciudad.