lunes, 19 de junio de 2017

Las verdades del barquero


Ayer domingo fui testigo directo de cómo se cerraba por fin la herida abierta en el Partido Socialista Obrero Español. Un corte profundo que ya ha sanado, asestado el pasado 1 de octubre de 2016 por un golpe de mano contra la militancia y el Secretario General. Una asonada gestada desde la dirección paralela del partido en la sombra.

Pocos podían imaginar que el PSOE, (al que daban por muerto tras la lucha fratricida), fuera a encontrarse en mejor situación política hoy que hace ocho meses…Pero esa es la realidad. Se encuentra mil veces mejor. Ha soltado lastres y según indican las últimas encuestas conocidas, la higiénica y democrática labor de las primarias ha librado al partido de ese aroma rancio, que era el que permitía que algunos lo asociaran (y lo sigan asociando) con el Partido Popular.
Los sondeos publicados por periódicos (tan alejados del PSOE como el ABC o El País) lo colocan por encima de Podemos y a tres puntos del PP. Ya sabemos que son solamente encuestas, pero es la música que suena bien.

La “limpia” que Sánchez ha acometido en la Comisión Ejecutiva del PSOE va a ser muy cuestionada por los perjudicados y por la prensa, pero se ve con muy buenos ojos tanto por el grueso de la militancia como por la masa electoral, cansados ya de tanta política ambigua.
Conocemos demasiados casos en los que por no sanear ejecutivas, grupos parlamentarios y listas a las Cortes Generales, los/las que supuestamente se beneficiaban de “la integración” luego no han hecho otra cosa que dedicarse a su interés personal y a maquinar para derrocar a los que legítimamente han sido elegidos por la militancia para “co-mandar” los destinos y diseñar las políticas.

Sánchez hace lo correcto. Rodearse de quienes van a defender sin ambages un nuevo PSOE que la militancia quiere y ha elegido por mayoría absoluta. Lo hace con la inteligencia y la ilusión de quien lidera un proyecto renovado, pero también desde la experiencia del “gato escaldado” que del agua hirviendo huye.
Como dijo Anaxágoras: “Si me engañas una vez la culpa es tuya, pero si me engañas dos la culpa será mía”…Y Sánchez no está dispuesto a que lo vuelvan a engañar.

Solucionado el entuerto federal comienza ahora el baile en los congresos regionales. Las federaciones del partido muestran diversas sintomatologías, si bien no son pocas las que padecen la misma problemática que el partido venía sufriendo a nivel federal, y que por tanto ha de ser solucionada con la misma receta.
El objetivo del PSOE es gobernar para solucionar los problemas de la sociedad desde políticas socialistas. Que no se nos olvide a nadie. No puede existir ningún otro objetivo.
Los nuevos y nuevas Secretarios Generales que surjan de la democracia interna han de ser eficientes y determinados a la hora de conseguir equipos orgánicos e institucionales férreamente unidos y volcados en desarrollar políticas sociales transformadoras y de izquierda. El que esté a otra cosa que coja las maletas y se vaya.

Cuando un congreso finaliza se acaba el momento de los grupos de presión, de plataformas y de cuadrillas de amigos. Comienza el momento del interés común y de trabajar por solucionar los problemas de nuestra ciudadanía. El momento de fijar el rumbo hacia los Ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y el Gobierno de España. De poner a trabajar a todos los cuadros del partido en ese único objetivo y en la defensa de un proyecto político que está en las antípodas del Partido Popular, pero también muy alejado de las posturas imposibles y populistas de quienes no dudan en montar circos mediáticos para engañar con falsas promesas a quienes caen en sus redes, víctimas de un desencanto al que el PSOE también ha contribuido durante estos últimos años.

Sánchez hizo ayer un ejemplar ejercicio de integración al colocar a personalidades que fueron discrepantes como Patxi López o Guillermo Fernández Vara en su proyecto de partido. Porque la fraternidad socialista ha de hacerse efectiva con fluidez entre compañeros y compañeras que discrepan al tiempo que son capaces de respetar las legitimidades de las urnas internas. Que cuando termina la batalla se presentan a disposición sincera del Secretario General y del partido. Porque toda discrepancia leal es positiva para el PSOE, pero las divergencias que nacen de intereses personalistas (o alevosos) han de ser cortadas de raíz para evitar que pudran la organización.

La militancia del PSOE ha salvado a este partido del abismo. Esperemos que la nueva Ejecutiva Federal sea capaz de aprovechar esta segunda oportunidad.
La falta de visión política de quienes no veían el suicidio al que nos hubiera llevado la victoria de Susana Díaz ha podido costarle cara al PSOE. Se ha demostrado que lo que “la calle” nos decía era verdad…Que la cúpula del partido se había alejado tanto de la realidad social y de “la gente” que no escuchaban el clamor de las bases y de los votantes en favor de un nuevo PSOE aferrado a sus esencias imperecederas y fundacionales. Un PSOE donde siempre estuvo...En la izquierda.

Pero este proceso arriesgado también nos ha dejado muy claritas dos “verdades del barquero”. La primera, que el PSOE no es patrimonio exclusivo de la federación andaluza. Hemos derribado un mantra falso de toda falsedad. Es un partido federal con las fuerzas bien distribuidas que no se sujeta a ningún poder periférico.

La segunda es que la formación morada (Podemos) ha fracasado estrepitosamente en su intención por asaltar el espectro político de la izquierda española, que es el de una izquierda posibilista, razonable y realista.
El mazazo mortal para Pablo Manuel Iglesias ha sido la victoria de Sánchez, ya que el líder del "postureo populista" jugó todas sus cartas pensando que sería Susana Díaz la vencedora del proceso de primarias…Pero falló.
Él pensó que su moción de censura a Rajoy sería el puñal que definitivamente mataría a un PSOE comandado por Díaz, pero terminó clavándose el cuchillo en su propio pie. Pidió incluso disculpas públicamente desde la tribuna del Congreso por no haber hecho presidente a Pedro Sánchez cuando tuvo ocasión, reconociendo de este modo lo que muchos de sus acólitos niegan y todos sabemos. Pero como diría Sabina…”Ahora es demasiado tarde princesa”

En el PSOE es momento de verdades y de renovación, y solamente quién esté dispuesto a renovar y marcar rumbo sin lastres hacia los objetivos comunes de la sociedad será capaz de alcanzar las secretarías generales en cada federación.