La amarga república de Catalunya

No es la primera vez que se declara de forma unilateral la República Catalana, y no es la primera vez que quienes adoptan esa iniciativa lo hacen sabedores de que su vida será tan efímera como el sueño de una noche de junio.

En las caras de los que la festejaban ayer -desde la escalinata interior del Parlament- se leía con meridiana nitidez la preocupación de quien espera una “mala nueva” segura. De quienes están a minutos de perder su puesto, su salario y si así lo deciden los juzgados su libertad y sus derechos. De quien sabe que nadie en la comunidad internacional va a reconocer su desvarío y que todo lo ejecutado es ilegal.
Prueba de ello fue la cobarde petición del portavoz de “Junts Pel Si” para poder votar su delirante declaración de independencia en secreto.
No entra en cabeza humana que quienes han llevado a Catalunya al precipicio…Quienes se creen tocados por la voluntad unánime de su pueblo para independizarse, aborten tan glorioso momento escondiendo su voto como ratas temerosas. Fue sintomático que destrozasen con sus temores una épica que pretendían pasara a la historia como el comienzo de un país. Tal vez el de ayer era un día para locos, pero no para cobardes.

No les puede salir gratis a los secesionistas su apuesta ilegal y descabellada por la independencia. En los próximos días muchas serán las voces que desde la izquierda acomplejada pedirán clemencia para los golpistas, haciendo valer el falso mantra del diálogo y la conciliación.
Florecerán en las tertulias y en los debates quienes pretendan que el Estado de derecho sea reducido a una red clientelar de favores. Que se permita en España la existencia de una “casta” privilegiada que puede profanar leyes y derechos sin consecuencia ninguna. Un país con dos sistemas judiciales, uno para los indiferentes y otro para los preferentes.
Esta petición ya se runrunea en el seno de Podemos. La formación morada -fiel a su naturaleza desnortada- estas últimas semanas está dejando claro a una buena parte de su electorado que son una jaula de grillos desorientados. Una amalgama ingobernable que carece de proyecto sólido para España y que observa con naturalidad el desmembramiento del Estado. Los tres diputados de Podemos en el Parlament de Catalunya han dado en este asunto el espectáculo que de ellos se esperaba, del mismo modo que hace lo propio Ada Colau cada vez que le ponen la alcachofa de un micrófono en la boca. También voces importantes desde la propia sopa de siglas (como Carolina Bescansa) han puesto el acento en la sinrazón de la ambigüedad de Podemos frente a la amenaza de fractura.
Esta izquierda acomplejada, que se embarca en levantar fronteras y apoyar secesionismos económicos no es izquierda…Es otra cosa.

Tras la tempestad viene la calma, tras la borrachera la resaca. El Estado de derecho ha de restablecer el orden constitucional sí o si. No hay otra alternativa. ¿Puigdemónt ha de pudrirse en la cárcel?, lo avisaba contundentemente ayer en la Cadena Ser Mariola Urrea… Si ha cometido un delito de sedición será un juzgado quien lo decida.
Y si lo ha cometido lo ha hecho a plena consciencia, tal vez por ello ayer no había felicidad alguna en su rostro , ni en el de sus compañeros del ejecutivo catalán. Todos estaban circunspectos, apesadumbrados…Esforzados en dibujar una forzada sonrisa en sus jetas. Todos excepto una… Ana Gabriel sonreía sinceramente, conocedora de que la victoria había sido suya. Los Anarquistas han logrado lo imposible; diluir a la izquierda nacionalista catalana, doblegar y dividir a la derecha de esa comunidad autónoma, y lo más importante…Cargarse las instituciones.

Que disfrute la buena de Ana de sus logros este fin de semana.