Este fin de semana, -perdido entre las páginas de cabeceras de comarcas del Diario La Rioja- se escondía un curioso anuncio político, no por escueto menos significativo.
La agrupación local de Izquierda Unida en la localidad de Arnedo anunciaba un peculiar proceso de elección para su candidato a la alcaldía del Ayuntamiento de Arnedo.
Buscan cabeza de lista de una candidatura para las elecciones municipales de mayo, que se adivina díscola del posicionamiento Federal de Izquierda Unida.
Un proceso el anunciado, que finaliza el próximo 22 de agosto, lo que vulgarmente se conoce como “un agostazo”; que sometes a opinión o votación algo importante en las fechas más inoportunas en las que nadie está pendiente de ello. Es de suponer que solamente se presente el actual concejal de la agrupación.
Queda claro que los caudillos territoriales de Izquierda Unida en La Rioja no están muy dispuestos a listas de integración o coaliciones de izquierdas que no pasen por respetarles a ellos el primer puesto en las respectivas candidaturas.
Tampoco parecen dispuestos -en modo alguno- a confeccionar listas bajo el paraguas nacional de la marca “UnidosPodemos”…Lo mande Alberto Garzón o su porquero.
Esa disposición negativa se hace más patente en una Comunidad como es La Rioja, en la que “Podemos” se encuentra sumido en una catarsis descarnada que le debilita como partido.
Los caudillos locales de Izquierda Unida son muy conscientes de dicha debilidad y no van a ceder ni un ápice en sus pretensiones.
No deja de ser una etapa más en la atávica lucha fratricida de la izquierda divina, esa confrontación interna que poco a poco les está llevando de regreso al 10% que nunca soñaron superar.
El síntoma evidente de que la unidad con Podemos fue más una inteligente treta de Garzón para salvar los trastos de su naufragio en 2016, que una verdadera devoción por confluir con los morados.