Izquierda Unida y la compota de manzana

Una de las cosas que más ha igualado socialmente nuestro país es el Facebook, una herramienta fantástica para subsanar las carencias afectivas  y como lanzadera de vómitos sin control, que de otra manera tendría que tragarse cada uno en la intimidad.

Antes de inventarse esta red social -templo absoluto de la desinformación- no podíamos saber hasta qué punto nuestro vecino, (o aquel compañero del instituto al que hace tiempo que no vemos) tiene mermadas las facultades mentales, o por el contrario es una persona cuajada de sentido común.
Pero no solamente la desinformación triunfa en la red. También la mediocridad y la cobardía fluctúan en Facebook como un valor en alza, beneficiado por una absoluta ausencia de regulación.

En la mesa camilla del marujeo cualquiera puede pontificar o incluso abrirse un perfil falso y comenzar a soltar borregadas sin que nadie le ponga coto. Es por ello que una selecta minoría de los que  interactúan introducen a debate asuntos manipulados o directamente falsos, que buscan malintencionadamente crear opinión o distorsionar la realidad de las cosas para que terminen pareciendo lo que nunca han sido.

Esta semana el objetivo de los dardos de la red tóxica ha sido el concejal de Izquierda Unida de Calahorra por cometer “el delito” de mostrar su apoyo, (en modo de inapropiada cesión de un local municipal para dar una rueda de prensa), a una organización de  románticos trasnochados que abanderan la fusión de una Euskalherría imaginaria con La Rioja incluida . Enternecedor.
Pretenden juntar peras con manzanas y manzanas con plátanos para montar una compota mixta.
Por cierto una oferta (la de el local municipal) que posteriormente fue retirada. Que no se llevará a cabo.

El partido, o colectivo social que quiere manifestarse por las calles de Calahorra el próximo 30 de noviembre ( Hegoalde R.T.S. ) en apoyo de los presos de Alsasua, la unión de La Rioja con Euskadi y la libertad de los políticos golpistas catalanes, nada tiene que ver con Izquierda Unida, y si desde la formación política calagurritana se le ofreció colaboración seguramente fue por esa tradición tan arraigada que tienen en Calahorra de ser el altavoz de las causas ( perdidas y sin perderse) , y esta desde luego es una causa muy pero que “muy” perdida.

Aprovechando esta solicitud de manifestación, (de Hegoalde)  una parte de la derecha que medra en las redes sociales ( incluso llegados muchos de ellos desde todos los puntos de España dando lecciones a los calagurritanos de lo que deben hacer) ha cargado con virulencia contra Izquierda Unida local, reprochándole  falta de ética,  ausencia de respeto a la Constitución y  connivencia con “Pro-etarras” e “independentistas” etc …Una ristra de acusaciones descabelladas que sencillamente no hacen otra cosa que definir y calificar a quienes las pronuncian, pues Izquierda Unida, y el Partido Comunista de España que sustenta esta formación ya han dado suficientes muestras históricamente ( y por supuesto en los últimos 40 años) de ser un partido que no necesita lecciones éticas de nadie, mucho menos de la derecha ultramontana. Una formación política ejemplar en el respeto de la ley.

Se ha dado la paradoja estos días de que quienes desde posiciones conservadoras dicen ser “constitucionalistas” y defensores a ultranza de la Constitución Española de 1978, son muy capaces al mismo tiempo de conculcar dos de los más "sacrosantos"  derechos que la carta magna consagra; el derecho a la manifestación y el derecho a la libertad de expresión.
 Al mismo tiempo que pueden reclamar  3000 años de cárcel para los golpistas catalanes por profanar la Constitución, también son capaces de exigir que se impida una manifestación, aunque para ello sea necesario pasarse la Constitución por el forro. Algo que solo tiene dos nombres: hipocresía o “sinputaideismo”.

Y hay que dejar meridianamente claro, entre tanta chorrada y tantísima mentira, que la entidad Hegoalde (por más ridículos y rechazables que a mí me parecen sus objetivos) tiene toda la legitimidad constitucional para manifestarse dónde considere oportuno y defender la sandez de una Comunidad Autónoma de La Rioja dentro incluso de Australia,  si les apetece.  Nadie puede evitar que se manifiesten, porque la ley (la Constitución) así les garantiza este derecho.

Por ello, resulta patético leer a los que piden (y exigen)   que sea el Ayuntamiento de Calahorra quien impida una manifestación para la cual no tiene la menor competencia legal, ya que como cualquiera con dos dedos de frente y conocimiento debería saber, los ayuntamientos no pueden conceder ni denegar permisos para ejercer el derecho de manifestación. Es una competencia del Estado que se ejerce desde las Delegaciones del Gobierno en cada Comunidad Autónoma, y siempre con unos criterios objetivos que garanticen el normal desarrollo de la misma, la ausencia de incidentes y velando  siempre por el respeto al derecho de manifestación.  Y desde las delegaciones del Gobierno no se pueden impedir manifestaciónes o concentraciónes solicitadas correcta y legalmente, por muy en contra  que se esté de sus objetivos, ni  mucho menos alegando motivos ideológicos o simplemente de gusto u oportunidad.

Por si todo esto no fuera suficiente se ha llegado incluso al caso alucinante de algunos medios de comunicación que se han puesto a publicitar una convocatoria paralela de "contra manifestación"  que nadie firma. Dando pábulo a algo anónimo e ilegal. Una contra manifestación que, de celebrarse, al no tener autorización otorgada ni haberse presentado solicitud alguna ante la Delegación del Gobierno, será ilegal y por tanto de exclusiva responsabilidad de quienes están tan alegremente llamando a la misma…

En suma, que una cosa que era intrascendente, (la manifestación de Hegoalde)  y que iba a pasar desapercibida, la han convertido unos y otros en gran noticia.
Una charlotada que como mucho iba a reunir en Calahorra a un puñado de personas, ahora ha conseguido un altavoz importante y ha trascendido a la opinión pública, gracias al trabajo y las carencias cognitivas de una parte nada despreciable de la ganadería patria.