martes, 17 de diciembre de 2019

Allanando barrancos

En Rioja Baja tenemos nuestras palabras preferidas. Algunas no existen y otras están perfectamente aceptadas por la RAE. Una de esas palabras (que me encanta) es la de “allanabarrancos”, que se utiliza multidisciplinarmente en mi tierra a modo de apelativo (despectivo o cariñoso según el destinatario), pero que básicamente hace referencia a personajes con poco tacto y ningún rastro de sensatez, que son muy capaces de ponerse manos a la obra de cualquier empresa con la resolución y soltura propia de un insensato. Incluso serían capaces de acometer el relleno del Gran el Cañón del Colorado, porque piensan que son capaces de cualquier empresa por descabellada y absurda que esta sea.


Ayer se vivió en la ciudad de Calahorra un episodio culmen del “allanabarranquismo” patrio.
Se juntaron en el Ayuntamiento, (convocados por la concejala de salud de la ciudad), los representantes de los ayuntamientos de Calahorra (PSOE) Pradejón (PP) Autol (PP) y Villar de Arnedo (PP), (Faltó el de Tudelilla)  para designar los representantes institucionales de la población en el Consejo de Salud de Zona de Calahorra. Un órgano de representación  al amparo de la Ley de Salud de La Rioja, que en respeto del artículo 23 de la Constitución crea los Consejos de Salud de Zona como herramientas de participación y representación de la ciudadanía.

Para elegir a los tres representantes institucionales de las entidades locales en el consejo, los alcaldes del Partido Popular se pusieron de acuerdo para votarse entre ellos y de este modo ser los tres elegidos como representantes en el mismo, dejando fuera del consejo al Ayuntamiento de Calahorra, que es el más importante pues aporta casi el 80% de la población.
Resultó presidenta la de Autol y vocales los otros dos. Algo verdaderamente inaudito, al tiempo que fiel reflejo del sectarismo y la falta de sentido común de la que hicieron ayer alarde los alcaldes de Pradejón y El Villar y la de Autol. Esta señora incluso llegó a rechazar la oferta formulada por el Ayuntamiento de Calahorra (por boca de su concejala de salud)  para que fuera la propia Catalina Bastida la presidenta del consejo, pero entendiendo que era imprescindible que en el mismo la ciudad de Calahorra estuviera representada.

No hubo manera de hacerlos entrar en razón, y como ya he dicho, los tres pactaron la votación de tal forma que dejaron fuera al ayuntamiento más importante, que es la segunda ciudad de La Rioja, cabecera de la comarca y en cuyo término municipal se ubican todos los servicios de referencia en materia de sanidad, tales como el Hospital Comarcal, el Centro de Salud Comarcal, el Centro de Espacialidades Comarcal, los servicios de Urgencias y el propio Consejo de Salud de Zona.

Un desvarió, propio de personas sin criterio, y el ejemplo más palmario del sectarismo que durante 24 años ha sido santo y seña del Partido Popular en La Rioja, y que todavía alardea de sus últimos coletazos.

Estos Consejos de Salud de Zona y su composición se regulan por un decreto de 5 de mayo de 2006, firmado por Pedro Sanz, que aparte de obsoleto es -como vemos- absurdo en sus procedimientos regulados ( ya que da el mismo peso al voto de una ciudad con 25.000 habitantes que a un pueblo con 350)  propiciando el sectarismo en lo que a la constitución de estos consejos se refiere.
Por lo que habrá que actualizarlo lo antes posible, para subsanar felonías semejantes de forma inmediata.

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