sábado, 11 de julio de 2020
¿No hemos tenido bastante?
Un amplio espectro de la sociedad todavía no se ha enterado de que la mascarilla no es una suerte de “sujetapapadas” o “soportanarices”, que a modo de complemento el gobierno nos ha impuesto para pasear por la calle.
Buena parte de quienes han puesto el grito en el cielo por tener que permanecer en casa confinados durante meses…De no poder salir a hacer deporte, echar una caña o celebrar un bautizo, ahora que pueden hacer casi todo de forma “casi normal” son los que nos van a llevar de vuelta al confinamiento y a la vieja normalidad de bares y negocios cerrados.
Los homínidos españoles tenemos un puntito de indisciplina incardinado en el ADN y la única manera de meternos en razón es a base de imposiciones.
Se demuestra en estos momentos de rebrotes, que la decisión de imponer el uso de la mascarilla como obligatoria únicamente en aquellas situaciones en las que no sea posible guardar la distancia de seguridad interpersonal (dos metros) no es suficiente. Y no lo es porque nuestra sociedad es la viva herencia del Lazarillo de Tormes, más pendiente de burlar las normas que de cumplirlas.
Much@s llevan la mascarilla para colocársela correctamente únicamente si ven a un policía. Esa es la realidad. Y no hay suficientes policías para colocar a uno tras cada inconsciente.
Estaba claro que si la norma no era lo suficientemente estricta entraría en juego la libre interpretación de cada cual, y a día de hoy se demuestra que tenemos una disfuncionalidad espacial importante…Somos incapaces de identificar cuando una persona está a menos de dos metros de nuestra cabeza. También mostramos resistencia a cumplir con las normas del sentido común a no ser que nos las impongan por la fuerza.
Llegados a este punto, el trabajo arduo realizado por la sanidad pública en su conjunto (profesionales y gestores) para controlar la pandemia...Las largas semanas de confinamiento, los fallecidos…Puede ser que no haya servido de mucho. Que no sirva de nada y regresemos al punto de partida.
Tenemos muy floja la memoria y en menos de un mes nos hemos olvidado de las decenas de miles de muertos que el coronavirus ha dejado en España.
Ahora resulta que nos molesta la mascarilla en la cara. Aunque probablemente nos moleste más pagar unas buenas multas.
Es necesario imponer el uso de la mascarilla siempre y en todo lugar, con la única excepción del domicilio personal. Y ser exquisitos en la exigencia legal de su correcta colocación en la cara. Nada de llevarla colgando de una oreja, a modo de collar, o estilosamente colocada en la muñeca. No. Mucho menos asomando la nariz. El que la lleve mal colocada una buena multa. Y quien no la lleve multa al cuadrado.
Mascarilla obligatoria en los bares, en las terrazas, en las bajeras privadas. Mascarilla en las comuniones, en los botellones, en los huertos, en la calle, en el Parlamento y en los funerales. Mascarilla en todas partes y a todas las horas.
Solamente de esta manera se puede conseguir que (con mucha suerte) no volvamos a la “confortable reclusión” en nuestros domicilios otros dos o tres meses.
A soportar de nuevo las largas jornadas de recibir una lluvia de mensajes criticando a unos gobiernos que no tienen ni han tenido la culpa de que la irresponsabilidad manifiesta de un rebaño de inconscientes nos lleve nuevamente de vuelta hacia el desastre.
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No puedo estár más de acuerdo, no como con otros artículos jajaja
ResponderEliminarComparto lo que escribe al 100%, es que hasta al propio centro de salud nos viene la gente con la nariz asomando por fuera de la mascarilla, y no solamente personas mayores. Hay que obligar al uso diario y en todas partes de las mascarillas, la gente es inconsciente del riesgo. Y en La Rioja el problema no es tan grande pero pasen por Navarra o por el Pais Vasco y verán el desastre, casi nadie lleva mascara puesta. Hay que ponerse firmes con este tema
ResponderEliminarNo comparto tu reflexión, sobre todo cuando los mensajes desde el principio respecto al uso de la mascarilla han sido totalmente contradictorios, empezando por la OMS que ha perdido con esta supuesta pandemia la poca credibilidad de que le quedaba. Y siguiendo por las autoridades nacionales y autonómicas.
ResponderEliminarHay muchos científicos independientes silenciados y que no siguen el juego de los lobbies, que financian a la mayoría de los mal llamados expertos oficiales, que reconocen que el uso de la mascarilla no presenta ventajas respecto a la dispersión del virus y si puede provocar graves efectos indeseables a largo plazo.
Nos llevan a una mal llamada " nueva normalidad" pero después culpabilizan a los ciudadanos por buscar esa ansiada normalidad.
Hay que usar el sentido común y actuar con precaución, pero el uso intensivo de la mascarilla no está demostrado por ningún estudio científico, esos de lo que tanto alardean los miles de expertos de pacotilla surgidos durante esta pandemia, que aporte grandes ventajas respecto a la propagación del virus.
Pero, claro ahora que la pelota está en el tejado de los gobiernos autonómicos, éstos para salvar su culo, lanzan medidas restrictivas sin sentido respecto al uso de la mascarilla, que ni siquiera impuso el gobierno de la nación.
Es cómo si estuvieran ensayando el comportamiento social de los ciudadanos ante un recorte de libertades sin precedentes.
Yo he apoyado la gestión del gobierno durante la pandemia, porque creo que ha sido una situación excepcional a la que nunca ningún gobierno se había enfrentado.
Creo que en la mayoría de los casos los ciudadanos hemos actuado de forma ejemplar, a pesar de ver cómo arrebatan parte de nuestros derechos y libertades. Incluso aunque muchas medidas de las adoptadas nos ha dejado a muchos trabajadores, autónomos y empresarios en una situación muy delicada, que los que tienen sus ingresos asegurados no alcanzan a entender.
Pero en este caso, que el gobierno de La Ríoja y otros gobiernos autonómicos impongan el uso de la mascarilla obligatorio aún cuando se pueda mantener la distancia de seguridad, me parece una medida arbitraria y carente de validación científica. Menuda nos espera con las temperaturas del verano.
Totalmente de acuerdo con Marisa. Esto es todo una comspiración judeomasónica de los miembros de la Iglesia de la Cienciología, para disfrutar viéndonos con la mascarilla puesta en la cara.
EliminarY comparto que tenemos derecho universal y constitucional a caminar con la boca al aire libre, y llevar una mascarilla cercena nuestra libertad como seres humanos.
Y el hombre no llegó a la luna en 1969, fue un montaje.
Adios