jueves, 4 de febrero de 2016

Para ser un buen corrupto se necesita ayuda.


El patriarca del sistema corrupto vive sus últimos coletazos, desacreditado y acechado por la corrupción de su partido. Rajoy está ya muerto para la política.

El todavía presidente del Partido Popular deja en herencia un partido corrompido desde los cimientos hasta las tejas.
Hoy incluso ha tenido la desfachatez infinita de afirmar que ya no piensa tolerar más corrupción “que ya no va a dejar pasar ni una”…Qué desvergüenza tan grande la suya.
¿Pero realmente sabemos lo que es la corrupción?

Compromís, en la Comunidad Valenciana ha solicitado que se incluya al PP en una lista de organizaciones delictivas, que se ilegalice. Me parece una idea vistosa pero nada descabellada.
Es la consecuencia lógica que nace de perpetuar durante décadas a las mismas personas al frente de sistemas clientelares.
El Partido Popular ha tejido durante los últimos 20 años complicadas redes de trato de favor desde las instituciones, en las cuales han colaborado activamente (o callado) determinados ámbitos funcionariales, conocedores de las tramas corruptas; han sido los cómplices y colaboradores necesarios.
¿Acaso hay alguien tan ingenuo como para pensar que una manga de políticos corruptos pueden ejercer –durante décadas- sus corruptelas desde un gobierno autónomo, desde una empresa pública o desde un Ayuntamiento sin que quienes trabajan junto a ellos se percaten?

Para robar desde la administración, para amañar contratos o favorecer a unos ciudadanos frente a otros, el político corrupto necesita la indispensable colaboración o complicidad del sistema. Nada sucede por casualidad.
Si repugnante es el que roba aprovechándose de su puesto como representante público, no lo es menos quién mira para otra parte, colabora o da cobertura al corrupto.
Porque la corrupción no sólo es quedarse con los billetes…NO. Corrupción es también callar ante el conocimiento de situaciones irregulares, hacer valer tu condición para escapar a rigor de las normas y leyes...Emitir informes viciados, tratar de forma diferente a los ciudadanos en función de si son amigos o no...Aceptar prebendas por faltar al rigor en su desempeño público, amañar los contratos para que se los queden determinados postores…No ser vigilante en el cumplimiento de los pliegos de contratación, hacer uso fraudulento o ilegal de bienes públicos que le han sido confiados para su administración…Todo eso – y mucho más- es la corrupción.

Los contratos irregulares, las tramas corruptas…Las estructuras clientelares y las organizaciones para el tráfico de influencias no habitan únicamente en desiertos remotos ni en lejanas montañas valencianas, no. Las tenemos también aquí instaladas desde hace décadas, (atentos al blog) y se sostienen en los votos de los ciudadanos, y por Ciudadanos con su voto.