La hostia

Desde que el pasado domingo el PSOE barrió (vamos a hablar con franqueza) al Partido Popular de la alcaldía de Calahorra y del Gobierno de La Rioja, las personas que me paran por la calle o me mandan mensajes me dicen principalmente dos cosas. Me dan la enhorabuena (el 100%) y me preguntan para cuando un artículo sobre esta victoria en el blog (un 40% aproximadamente).

Hasta esta mañana les contestaba que no pensaba escribir nada sobre esta victoria, porque no soy de hacer leña del árbol caído. Prefiero tumbar al árbol en pie. Pero tras leer hace un par de horas el Diario La Rioja de hoy, y ver que, tras la hostia tremenda del domingo, el todavía alcalde de Calahorra ha quedado desnortado, me veo en la obligación de explicarle algo que parece no ha comprendido o no quiere comprender.

Luis Martínez Portillo, ha sido el mayor responsable del hundimiento del Partido Popular en Calahorra, pero no el único. Bien es cierto que le han ayudado buena parte de unos concejales y concejalas que han generado gran rechazo entre la ciudadanía por sus excentricidades, sus vanalidades y por perderse en jactancias. Un equipo que ha gastado el dinero público a manos rotas como si no fuera de todos, en actuaciones y actividades prescindibles y totalmente innecesarias, descuidando al mismo tiempo los problemas del día a día y sin dar solución a las grandes necesidades estructurales de Calahorra.
Pero por encima de todos y todas ellas, está quien los nombra (y quien los mantiene en su puesto), y ese no es otro que Portillo. Un hombre que desde que llegó a la alcaldía de Calahorra ha perdido la mitad de los concejales que su predecesor le dejó en herencia…Nada más y nada menos que seis de los doce. Un responsable político que recibió de las manos de Pagola 5.686 votos y cinco años más tarde ha perdido casi la mitad.
Sus resultados han sido desastrosos, y leer hoy en el periódico sus declaraciones, afirmando que tiene obligación de intentar un pacto que anudaría a la extrema derecha con la extrema izquierda, “ciudadanos” y el propio Partido Popular para mantenerle a él en el sillón, resulta grotesco al tiempo que delirante.
No puede ser otra cosa que los delirios de quién en mitad de un proceso de duelo se niega a reconocer la realidad. De quién tras 24 años de pensarse el dueño de la ciudad ha de hacer las maletas y largarse. Portillo es el máximo responsable y ha de asumir su responsabilidad.

En una empresa privada, a este alcalde que afirma querer continuar como concejal pese al desastre, ya lo hubiesen puesto de patitas en la calle, no sólo por su nefasta gestión del Ayuntamiento, sino también por haber creado en su propia organización política una situación de división interna tan encarnizada que ha colocado contra la pared a las personas más válidas y capacitadas de su propio partido.
Las cosas pueden hacerse mal, pero Portillo las ha hecho mucho peor.


La victoria de Elisa Garrido y del Partido Socialista Obrero Español ha sido apabullante, sacando 4 concejales de ventaja al propio Partido Popular, 7 a Ciudadanos y 9 al resto. Ha conseguido el 42% de los votos y se ha quedado en las puertas de la mayoría absoluta.
El PSOE ha obtenido más concejales que Partido Popular y Ciudadanos juntos, sentando por primera vez en la historia a 10 ediles socialistas en el consistorio de la ciudad, y ha sobrepasado en 13 puntos porcentuales al Partido Popular.
Esta victoria histórica no es otra cosa que el fiel reflejo del hartazgo de una sociedad calagurritana cansada de las políticas vacías del propio Portillo, que con su voto ha lanzado nítidamente el mensaje de que Calahorra necesita un cambio de forma urgente, y lo va a tener.

Frente a esta realidad incontestable, hay todavía quienes se resisten a asumirla. Incluso algunos medios de comunicación están tardando en asimilarlo, e incluso preguntaban el lunes a Elisa Garrido si para ella “había sido una sorpresa el resultado”, cuando es más que evidente que ha sido el previsto y buscado por el PSOE.
La sorpresa ha sido principalmente para la nutrida red clientelar del PP, que vivía ajena a una realidad que ya se había puesto de manifiesto tras las elecciones de 2015 y que era un clamor popular.
Una sorpresa también para un alcalde que si no quiere seguir haciendo el ridículo, como hoy hace desde las páginas de Diario La Rioja, tendría que abandonar la política representativa y llevarse con él al resto de concejales y concejalas que son cómplices necesarios de su derrota, para permitir que nueva sabia entre en su partido y regenere una estructura ruinosa que ellos han dejado.

En toda la Comunidad Autónoma de La Rioja se escucha un mudo estupor entre quienes no estaban preparados para la derrota del PP, y es muy recomendable que vayan transitando de ese estupor a la realidad, camino de la normalidad democrática que algunos pensaban que nunca regresaría. Ya que unos y otros (los sorprendidos y los estupefactos) tendrán que ir saliendo poco a poco de su “sorpresa” y acostumbrarse a vivir con la realidad.

De aquí en adelante el camino está muy claro y será el que el pueblo ha decidido. El Partido Socialista gobernará Calahorra y La Rioja y aunque lo hará en solitario tenderá la mano a todo aquel y aquella que quiera ser partícipe de esta nueva etapa. Pero no como una frase hecha y vacía. Como un compromiso. Porque cualquier aportación positiva que el resto de grupos políticos quieran hacer para el futuro de la Comunidad o de la ciudad será bienvenida, estudiada y aceptada…Cualquier mano dispuesta a trabajar será recibida con agradecimiento y correspondida, pero que todo el mundo tenga siempre presente que Elisa Garrido no es Luis Martínez Portillo, que Concha Andreu no es ni Ceniceros ni Sanz, y que el PSOE no es el PP.
El tiempo del mercadeo, los tráficos de influencias, los estómagos agradecidos, el clientelismo y el despilfarro ha terminado.

Pasamos página.