Hay preguntas interesantes cuyas respuestas nos podrán dar pistas de cómo y por qué hemos llegado a la situación actual.
Explicar cómo es posible que una comunidad autónoma afortunada en sus condiciones ambientales y estratégicamente ubicada en un excelente eje de comunicación -y flujo económico-, no sólo no despega, sino que desde hace ya muchos años va perdiendo prestigio, inversiones, empresas y fuerza.
Decisiones erróneas y una falta total de espíritu reivindicativo nos han llevado hasta este punto, y cambiar de rumbo cuando las cosas van mal no es sencillo.
La fotografía que ilustra este artículo nos muestra la realidad que nos ha acompañado desde hace 25 años. Pero la realidad actual es que La Rioja de hoy no se ve ya reflejada en esa fotografía, que representa lo caduco y lo acabado. Es una Rioja nueva que necesita nuevas recetas y un nuevo gobierno.
Perdemos población, y entre esa pérdida contabilizamos a los jóvenes mejor formados que abandonan nuestros pueblos y ciudades, en busca de un futuro que aquí no encuentran.
La industria retrocede, la sanidad pública se deteriora en favor de los convenios con las clínicas privadas, y el que antaño fue motor de desarrollo (la agricultura y especialmente la viticultura) se ve altamente perjudicado por políticas erróneas y fraudulentas como el reparto de nuevos derechos de plantación de viñedos.
Si seguimos apostando por las recetas caducas, por las políticas alcanforadas del Partido Popular, no tardaremos mucho en estar social y económicamente muertos, y a partir de ese momento nada podrá empeorar, porque lo que está muerto no puede morir. Seremos una estupenda momia acartonada.
Y quienes han sido y son parte del problema, no pueden ser la solución. Quienes han vivido estos cuatro años complacidos y complacientes con las políticas del Partido Popular, no tienen derecho a ofrecerse como la solución al problema que ellos han generado, porque han consentido y tolerado que todo siga igual y que nada cambie.
Si algo nos ha enseñado la legislatura que hoy termina es que solamente hay en La Rioja, en Logroño, en Calahorra o en Alfaro un partido que ha plantado cara a las políticas regresivas y cloroformadas del PP, y ese ha sido el Partido Socialista.
La única opción que presenta un proyecto político realista de progreso social y futuro. El único voto que realmente garantizará el cambio de rumbo en la Comunidad Autónoma y en los ayuntamientos. Porque el resto de formaciones políticas, tal y como se ha demostrado en muchas partes (como en Calahorra) no dudarán en aparcar ideologías y reivindicaciones para conseguir sus migajas del pastel y permitir que nada cambie para que todo siga igual.
Por todo ello, el 26 de mayo, es importante conseguir una amplia mayoría de voto progresista frente a las derechas y los populismos. Que sea tan amplia y tan contundente que no quede duda. Porque mientras en el Partido Popular llevan días poniendo velas a la virgen, para que vaya poca gente a votar, La Rioja necesita precisamente lo contrario; que el próximo domingo nadie se quede en casa y se llenen las urnas de votos…De puños y rosas.