El museo menos visitado de Europa lo puso en marcha el PP en Calahorra.

En 1712 se levantó en Calahorra una pequeña capilla de planta octogonal, conocida como la “Casa Santa”.

Cuenta la leyenda que en ese mismo lugar mil quinientos años antes (ahí es nada) habían sufrido prisión dos jóvenes soldados naturales de León, esperando  su ejecución.

Fueron decapitados un 3 de marzo del año 298 en las orillas del río Cidacos acusados de ser cristianos. Los cuerpos quedaron varados en la orilla, pero se dice que las cabezas (montadas sobre una barca de piedra) llegaron hasta Santander navegando, y por tanto, recorriendo el río  Cidacos,  el Ebro, el Medierráneo, y tras atravesar el Estrecho de Gibraltar,  partes del Atlántico y del Cantábrico para finalmente concluir su travesía en Cantabria.
Lo sustancial de la historia, con independencia del milagroso viaje marítimo,  es que la capilla que hoy nos ocupa, a finales del siglo XX estaba en estado totalmente ruinoso. Solo quedaban algunos restos.

El Ayuntamiento de Calahorra decidió en 2010 construir sobre los mismos una edificación, tan asombrosamente horrible como demostradamente inútil.  Un bodrio mezcla de "acero corten" y "cantos rodados" que supuso una inversión de 411.797,90€ incluido el proyecto, las direcciones de obras y la propia obra. Y cuya construcción dejó sepultada la única parte interesante e histórica del edificio original, sus cimientos. Una verdadera chapuza, que acabó con los auténticos restos de la misma, que quedaron destruidos o sepultados.

Pese a que se inauguró el 27 de febrero de 2011 ( a unas semanas de las elecciones municipales de esa legislatura) nunca se utilizó para nada y estuvo cerrada más de tres años.

Ante las varias quejas públicas por parte de la oposición - del PSOE concretamente- , por la inutilidad manifiesta del edificio, y negándose el PP con uñas y dientes a que el edificio se destinara a algún uso racional, José Ibáñez (concejal de cultura en esos momentos) decidió convertir aquello en un curioso “Centro de interpretación de los Santos Mártires”.

Para llevar a cabo este nuevo despropósito, el concejal se gastó decenas de miles de euros públicos en paneles y vitrinas que a día de hoy lucen medio vacías y conforman un espacio anodino y sin ningún interés
Entre 2012, 2013 y 2014 se invirtió mucho dinero para la musealización del edificio como centro de interpretación. Se gastaron decenas de miles de euros, vulnerando incluso  la Ley de Contratos Públicos, ya que se sobrepasó el límite de 18.000 Euros que delimitaba la ley en aquel momento, y existió un evidente fraccionamiento de contratos. Pero esto no lo digo yo…Lo dijo -y por escrito-  la propia Secretaria General del Ayuntamiento de Calahorra, que al menos en tres ocasiones advirtió al concejal y al propio alcalde en la Junta de Gobierno Local, de que con estas partidas de gasto estaban vulnerando la ley.

Desde la segunda mitad del año 2014 y hasta el día de hoy, han visitado el “Centro de interpretación de los Santos Mártires” un total de 1.680 personas ( en cinco años ) de las que 350 fueron invitadas a las 4 ceremonias de boda civil allí oficiadas entre 2016 y 2019.
Es decir, que tan solo 1.330 personas han tenido la inquietud voluntaria (incluso menos si descontamos excursiones de escolares) de visitar ese lugar, y es de suponer que la mayor parte de ellas habrán sido turistas a los que se les avisa de su existencia cuando van por la oficina de turismo de la Plaza del Raso.

Si tenemos presente que Calahorra cuenta con una población de 25.000 personas, en el mejor de los casos ( aún pretendiendo el imposible de que todos los visitantes que en cinco años se acercado fueran calagurritanos) podríamos decir que el 96% de los habitantes de la ciudad nunca han puesto un pie dentro de ese “Centro de Interpretación de los Santos Mártires”…No han tenido ni tan siquiera la curiosidad de ver qué es, y no les culpo, pues es algo que carece del menor interés.

Un proyecto sin futuro, sin cabeza;  hecho a imagen y semejanza de quienes lo alumbraron. Eso sí, a los cerca de 450.000 euros públicos que Ibáñez y sus amigos dilapidaron, hay que sumar los gastos anuales que supone, que son varios y se pueden desglosar en gastos de agua y luz, limpieza, mantenimiento, seguro anual y el coste de tener personal para su apertura a un público inexistente.
Una afluencia de visitantes que es absolutamente ridícula y que en la temporada de 2019 ha ascendido a 173 personas, de las que solamente 55 pagaron la entrada y otros 60 visitantes que (incluidos dentro de esos 173) asistieron como invitados a una boda que allí se celebró.
Unos visitantes que han dejado una recaudación total por venta de entradas de 110 Euros en 2019….Unas cifras tan ridículas que da hasta vergüenza ajena reflejarlas.

En resumidas cuentas, el “Centro de Interpretación de Los Santos Mártires” es un proyecto que nació muerto desde el primer día y no ha resucitado.
Es el fruto de un desastre de reconstrucción impulsada por el Partido Popular que supuso la destrucción de los restos existentes, y que a día de hoy la "Casa Santa" es el espacio museístico menos visitado de Europa, con una media anual de 1 visitante cada tres días y tan sólo 1 entrada vendida a la semana como media.

Ha llegado el momento de dejar de perder dinero de todos en mantener abierto este desvarío del Sr. Ibáñez y dejarlo permanente cerrado, o en el mejor de los casos reconvertirlo para darle  algún otro uso que permita aprovechar la descomunal inversión que se realizó.