martes, 12 de noviembre de 2019

La navajada en el pecho.


Hay muchas maneras de perder votos.
Las formaciones políticas los pierden cuando recogen menos que en la anterior ocasión. Los votantes los pierden cuando sus votos no sirven para nada y terminan en la basura. Y los candidatos también pierden votos cuando sus propios correligionarios hacen campaña para que no se les vote.
La pasada noche electoral hubo muchos ejemplos de esto en todo el Estado, pero también en La Rioja y en Calahorra.

Con la desaparición por el desagüe (del sistema) de decenas de miles de votos, el bipartidismo ha vuelto a afianzarse en La Rioja. Los escaños se han repartido de forma igualitaria entre Partido Popular y PSOE: dos diputados y dos senadores a partes iguales.
Las encuestas ya avanzaban que las posibilidades de sacar representación en el Congreso por parte de Cs, “Unidas Podemos” o VOX era remota y en el caso del Senado inexistente.
Pese a ello, 18.772 votos de VOX, 16.118 de Unidas Podemos y 11.584 de Ciudadanos no sirvieron para nada, terminaron en la papelera.
Son por tanto 46.474 riojanos y riojanas que no estarán representados en el Congreso ni en el Senado, pese a que se acercaron hasta su colegio electoral y depositaron su papeleta en la urna.

En lo referente a la pérdida de votos para los partidos políticos, en mayor o menor medida todos han aumentado en porcentaje de voto y en número absoluto de sufragios, excepto dos formaciones que han salido perdiendo.
Unidas Podemos ( 5.182 votos menos, lo que supone el doble del ascenso de VOX ) y por encima de todo y de todos nos encontramos a Ciudadanos, que pierde en tan sólo seis meses las dos terceras partes de sus votantes, lo que es sin lugar a dudas una sangría desconocida en La Rioja en toda la etapa democrática.

El descalabro de Ciudadanos en las urnas es la verdadera noticia, muy por encima del ascenso de VOX, ya que mientras la extrema derecha aumenta en 2.600 votos, el partido de Pablo Baena pierde 20.478 votantes.
Parece que la política que abandera Ciudadanos en La Rioja no está siendo muy valorada por los riojanos, más bien al contrario. Su discurso radicalizado y la mutación hacia el hipernacionalismo les han pasado una gran factura, certificando que desde que se pusieron como meta ser más papistas que el Papa, más de derechas que la ultra derecha y más rígidos que el acero, se encaminan hacia la extinción.
Marcarse como meta no pactar ni colaborar con el PSOE ha sido su sentencia de muerte. Parece que el partido que nació con vocación liberal y progresista, ha terminado en la cerrazón y el más arcaico conservadurismo.

Aunque extrapolar unas elecciones nacionales al ámbito local es una estupidez , cosa distinta es valorar la trayectoria de los votantes en cada población con respecto a las anteriores elecciones generales, (peras con peras y manzanas con manzanas)  porque de la misma pueden extraerse conclusiones, que analizadas de forma racional terminan marcando tendencias que se pueden aprovechar. Eso sí que es clarificador.
En Calahorra pese a la menor participación (6,2 puntos  más de abstención que en las últimas generales de abril) el PSOE ha aumentado en porcentaje de voto y en número de votos, lo mismo, pero en mayor porcentaje ha sucedido con el Partido Popular y con Vox (que ha pasado de 1.386 a 1.647 votos).
Por su parte la coalición entre Podemos e Izquierda Unida ha perdido 309 votos, la cuarta parte de sus votantes. Esta bajada de Unidas Podemos ha sido importante, ( que lo ha sido) pero es un mal menor comparada con la debacle de Ciudadanos, que ha pasado de 2.489 en abril a los 848 de ayer lo que supone perder las dos terceras partes de sus votantes. Un derrumbe sin paliativos.

Pero tras el resultado del domingo hay otro partido que a nivel local sale claramente damnificado, y ese es el PP de Luis Martínez Portillo, ya que los resultados de ayer ponen en evidencia que cuando el candidato no es él, los resultados del PP se recuperan, pero si quienes se presentan son el “trío de las Azores” (Portillo, Eguizabal y Arceiz) el Partido Popular se hunde en Calahorra, tal y como pasó en las elecciones locales de hace unos meses en las que Luis Martínez Portillo cosechó el peor resultado de su historia, llevando a su partido de los 12 concejales que heredó de Pagola hasta los 6 de que dispone en la actualidad.

Que Portillo (y el resto del trío) son altamente perjudiciales para su propio partido en Calahorra no sólo lo digo yo, ( o la realidad del hecho que acabo de explicar) , también se constató el pasado domingo en el que nuevamente se escenificó la ruptura interna entre las dos fracciones del partido en Calahorra. Por un lado el “Trío de las Azores” y por el otro la candidata del aparato regional, Rosa Ortega, que perdió un escaño en el Senado tan solo por unos puñados de votos. Unos votos que según se rumorea le habrían incluso negado  algunos compañeros de partido en su propia ciudad, donde al contrario de lo que tendría que haber sucedido, fue la senadora menos votada de su partido.
Pero el conflicto con  Ortega (la única candidata Calagurritana de su partido en estas elecciones) no solo quedó ahí, también ocurrió algo inaudito, que yo, (que llevo 25 años en los colegios electorales sin perderme un escrutinio en directo) nunca había presenciado.
Cuando llegó el momento de abrir la urna del Senado, una vez finalizado el recuento de la correspondiente al Congreso de los Diputados, todos los representantes (apoderados) del PP de Calahorra recibieron la orden de abandonar las mesas y se largaron, sin estar presentes ni participar en el escrutinio. El resto de los representantes de otras formaciones y los miembros de las mesas nos quedamos estupefactos.
Les importaba un pimiento si su compañera (Rosa Ortega) resultaba o no elegida, y un pepino si su partido ganaba o perdía en el Senado. Esto es lo que pasó, como ya digo algo inaudito en la historia.

Personalmente espero que Luis Martínez Portillo, como  ha hecho en otras ocasiones, no cumpla la palabra que ya ha manifestado a varias personas de abandonar la concejalía el próximo mes de diciembre.
Prefiero que siga atornillado a su sillón durante los próximos cuatro años como jefe de la oposición, e incluso que tenga el cuajo de ser candidato en mayo de 2023, y que le acompañen sus escuderos. Eso sería fantástico.
Si tengo que pedir un deseo me pido ese.

Mientras ellos estén presentes en el Ayuntamiento, el recuerdo de su incapacidad permanecerá fresco en la memoria de los votantes.

2 comentarios :

  1. A ver si se entera señor garcía, la orden de retirarse sin abrir la urna del Senado vino dada porque en Calahorra en el PP se hace lo que le sale de los mismos a Luis Portillo, y solo le interesaba ver el resultado del COngreso para mandárselo a su amiga Cuca Gamarra, y los del SEnado le importaban un pito porque son de Ceniceros.
    Cuca frente a CEniceros, CUca frente a Ana Lourdes y Ortega. Blanco y en botella, INCREIBLE

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  2. Casado saca muchos votos en Calahorra, Portillo pocos, pues que se presente Casado a las proximas municipales jajajaja

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