La construcción del cuartel se vio alterada e interrumpida (como tantas otras cosas en este país) por el golpe de estado militar, lo que llevó a la paralización de la ejecución del proyecto durante unos años.
Acabada la guerra, la Guardia de Asalto pasó a denominarse "Policía Armada", y el proyecto de construcción del edificio, (cuyo autor desconocemos), fue felizmente ejecutado inaugurándose el 19 de septiembre de 1943.
Tres años más tarde, siendo alcalde Julio Pernas Heredia, se impulsó un nuevo proyecto para completar la manzana levantando dos grupos de viviendas, que, junto con el cuartel ya inaugurado y el colindante Hospital Provincial, constituyeron un conjunto urbano interesante y singular a nivel regional. El 19 de febrero de 1948 fueron inaugurados los nuevos bloques.
Estos edificios, el primero en línea recta y el otro con forma de “U” aportaron 82 viviendas que fueron proyectadas por el arquitecto Luis González y que todavía están en pie, concebidas para dar cabida sobre todo a las familias de los miembros de la Policía Armada, con lo que el conjunto urbano se transformó en una inmensa “Casa Cuartel” que siguió en pie hasta el 18 de septiembre de 2018, fecha en que fue demolida la parte correspondiente a la fachada principal de la avenida de Viana, el cuartel propiamente dicho. Justamente el día anterior a cumplir los 75 años desde su inauguración.
Si bien en un principio se anunció por la señora alcaldesa de Logroño “Cuca Gamarra” y el señor presidente de La Rioja “Pedro Sanz” (marzo de 2015) que en el lugar que ocupaba el antiguo cuartel de la Policía Nacional se iba a construir un centro de salud, -el de Rodríguez Paterna- la realidad es que allí no se construyó nada, Y nada hasta la fecha se ha construido, pero… El cuartel fue pasto de la pala.
El edificio en sí mismo, (como digo inaugurado en 1943), era coetáneo tanto en la fecha de construcción como en el uso, así como en el diseño con otros cuarteles en toda España, incluido el de la Guardia Civil de Calahorra.
A la hora de destacar presuntos valores arquitectónicos o artísticos de estos edificios, no podemos huir de la subjetividad con la que los arquitectos de hoy en día ensalzan o ignoran valores ciertamente discutibles en base a criterios igualmente discutibles.
La realidad es que la inmensa mayoría de ellos (desde luego este y el de Calahorra) presentaban una baja calidad constructiva, unos materiales de posguerra y una nula calidad estética. Eran (y son) malas copias de los estilos que en Europa se habían puesto de moda dos décadas antes. Pastiches. Edificios funcionales sin concesiones a la originalidad. Mediocridad arquitectónica.
En este caso en concreto, (el del cuartel de Coso), me he aplicado bastante en la búsqueda de documentación sobre el edificio, -sobre su autoría- y también investigado si desde alguna institución o colectivo profesional se había mostrado interés por impulsar su catalogación y protección.
Ha resultado tarea imposible, ya que ni tan siquiera en mis visitas al Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja “COAR” he sido capaz de encontrar reseña alguna sobre este edificio, ubicado a unos escasos centenares de metros del propio COAR.
Es como si nunca hubiera existido y se lo hubiera tragado la tierra.
Pese a que es casi imposible encontrar cualquier tipo de documentación o de posicionamiento sobre este cuartel, por un golpe de fortuna (en forma de amigo) localicé una antigua ficha de un catálogo en el Ayuntamiento, la número 46 concretamente, en la que se califica al edificio como “el último vestigio de la arquitectura militar en Logroño”, y en referencia al mismo se dice lo siguiente:
“En el edificio se reconoce el eco del racionalismo madrileño, sobre un esquema simétrico.
El conjunto se compone de un edificio, el cuartel que hace de frente urbano, prolongándose en planta baja para enlazar con el conjunto de viviendas que se distribuyen en torno a un patio central.
La planta baja del edificio funciona, así como Zócalo con los huecos dispuestos rítmicamente, mientras que en las plantas superiores las ventanas se agrupan en franjas horizontales, con machones intermedios. Alféizares y dinteles de ladrillo que se recortan sobre el plano liso de las fachadas. Su carácter militar se pone de manifiesto con los torreones de las esquinas”
Pese a estas presuntas virtudes arquitectónicas, de escasa relevancia artística o histórica, el cuartel se demolió.
Y resulta curioso que las mismas “virtudes” vacías e inconsistentes se usan ahora para ensalzar otros edificios coetáneos como el antiguo cuartel de la Guardia Civil de Calahorra.
Pero en aquel 2015 nadie levantó la voz para solicitar la protección de este cuartel de Logroño, ni tampoco lo hizo nadie en 2018.
Ningún arquitecto despechado solicitó la incoacción de Bien Cultural de Interés Regional para proteger el edificio.
Nadie editó calendarios con las fotografías del cuartel de la Policía Armada de Logroño, ni redactó artículos glosando esas mismas virtudes que nos quieren hacer creer que en Calahorra son importantísimas para la protección de su cuartel.
Ninguna asociación local pidió el indulto, y desde el Consejo Superior del Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico de La Rioja no se dijo ni media palabra al respecto de la prevista y ejecutada demolición del cuartel del Coso.
Tampoco ninguno de esos arquitectos -con apellido zoomorfo- redactaron estudios ni tesis doctorales, ni tan siquiera un triste artículo sobre el edificio he sido capaz de encontrar ( ni yo, ni los servicios de la biblioteca del COAR según me dijeron). Y al parecer ningún colegio oficial emprendió acciones legales -ni de ningún otro tipo- para pedir la conservación del edificio.
En suma, la demolición del cuartel de Logroño a nadie le causó zozobra. A nadie perturbó el hecho cierto de que no fuera a quedar ni una triste piedra en pie, poco importó que se tratara de un ejemplo del dichoso "racionalismo madrileño".
Por no haber, ni tan siquiera hubo nadie que se planteara el entretenimiento de intentar chantajear y extorsionar a una ciudad soberana, hipotecando sus previsiones de desarrollo urbanístico. Nadie al parecer intentó autoatribuirse competencias legales impropias. Nada de nada.
Y llegados a este punto de la explicación cabe preguntarse: ¿Por qué motivo nadie meneó un dedo para salvar este cuartel de la pala? Tal vez la respuesta pueda ser que este cuartel -hasta donde he podido discernir- no “tuvo la suerte” de ser proyectado en el estudio del arquitecto más famoso del franquismo en La Rioja...
La respuesta a su pregunta es muy semcilla, no es que el hecho diferencial sea la autoría o anonimato del proyecto del cuartel. Se trata a mi parecer de una cuestión de mangueras y lo explico. Es más aseptico pedir y obligar a hacer cosas cosas en un sitio alejado de dónde tú te encuentras, porque allí no te importa a quién vas a perjudicar y más complicado hacerlo al lado de tu casa donde conoces a todo el mundo. Coporativismo y no me pises la manguera.
ResponderEliminarViendo las fotografias de ese cuartel de logroño y la mierda de cuartel que tenemos en Calahorra, que se ve en la segunda foto de este artículo con claridad, solo puedo decir que me parece alucinante que tirasen aquel y quieran mantener en pie la ruina de Calahorra que no es otra cosa que un nido de ratas, palomas y porquería, y feo más que el hermano mayor de los Calatrabas
ResponderEliminarQué lo tiren el de Calahorra de una vez que estamos hasta las narices de aguantar semejante escombrera en la puerta de casa, que un dia va a pasar una desgracia, está reventado tras las bombas de ETA. vengan a mi casa y lo ven desde un cuarto piso. una verguenza un escándalo. El alcalde Portillo ya lo quiso tirar en su momento y no le dejaron es una verguenza lo que pasa en este pais y la alcaldesa del PSOE decía que lo iba a tirar y aquí seguimos esperando y ya lleva medio año gobernando. Por favor hagan algo con esto y háganlo ya.
ResponderEliminarNo conocía que habían tirado el cuartel de la Policía Nacional de Logroño. Pues era un edificio bonito y por lo menos bien pintado, cuidado y mantenido. Una pena
ResponderEliminarLo que tiene que hacer el Ayuntamiento de Calahorra es emprender acciones legales contra todos los que le están jugando, y exigir responsabilidades penales y económicas en el juzgado, porque esta locura de la conservación integral de toda la manzana no cabe en cabeza humana, es un despropósito y todos los que están jugando un papel contra la legitimidad del Ayuntamiento de Calahorra tendrían que costear los perjuicios que a Calahorra se le está ocasionando. Empezando por el arquitecto de Calahorra que inició el proceso, siguiendo por Patrimonio que paralizó la demolición prevista, el Director General de Cultura, la consejera y el presidente de la Comunidad Autónoma. Responsabilidades en los juzgados. Lo que han hecho perdurando esa calamidad en mitad de la ciudad no tiene nombre.
ResponderEliminar¿Pero realmente alguien ha visto el cuartel de Calahorra? es más feo que robar en una iglesia. Feo feo hasta decir basta y hecho polvo, se cae a pedazos
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