Para lo bueno y para lo peor los españoles somos únicos. Irrepetibles.
Se demuestra cuando analizamos la lectura política que de la crisis del COVID-19 están haciendo algunos partidos.
Ya pueden morir mil personas o un millón, que la hipocresía y el barriobajerismo de las formaciones políticas de la ultraderecha española no encuentra dique de contención a su medida.
Si bien es cierto que ambas organizaciones han elegido caminos paralelos, las trayectorias apuntan en misma dirección. Desgastar al gobierno utilizando como arietes a los muertos, la mentira, la deslealtad y la más bochornosa irresponsabilidad.
En algunas de sus tretas se les ha ido la mano. Montar y difundir bulos utilizando las redes sociales y la mensajería personal tuvo su impacto en los primeros días de confinamiento ciudadano. No es que fuera una táctica nueva, pero sí que es cierto que nunca en la historia de estos sistemas de intoxicación interpersonal se había orquestado una “operación” de tal envergadura. A tan alta escala.
Noticias falsas (cientos) creadas con el único objetivo de desacreditar la acción del legítimo Gobierno de España, de instituciones internacionales como a Organización Mundial de la Salud, o de cualquier especialista o científico que refrendase el camino elegido para gestionar la crisis sanitaria. Incluido un ataque cerval contra los medios de comunicación por contar la verdad.
Bulos distribuidos por perfiles anónimos, armados para desestabilizar, que por su desproporción y su abundancia han terminado por crear hastío y rechazo entre la mayoría de la sociedad. En todos en excepto en sus acólitos.
Una estrategia mal dimensionada, que hubiera sido efectiva en una contienda exprés, pero que no sirve para una guerra que durará meses. Un error de libro pensar que la sociedad española puede ser engañada tan burdamente y durante tanto tiempo sin darse cuenta.
En esto como en todo, la ultra derecha se ha repartido papeles. El hermano tonto se dedica más al “patetismo patrio”. Con agitar banderas y colocar mapas de España cumplen con las expectativas. Nadie espera más de su hambruna intelectual.
Más preocupante es el trabajo soterrado de los otros, que compaginan "medias astas" y corbatas negras con la sorprendente hipocresía de presentar denuncia ante las fiscalías de aquellas comunidades autónomas en las que los gobiernos no están participados por ellos. No puede haber mayor ejercicio de cinismo que pedir a la fiscalía de La Rioja que investigue las muertes de mayores en las residencias riojanas y no hacer lo mismo en la Comunidad de Madrid (por ejemplo) , donde las muertes han sido infinitamente mayores.
El uso de la brocha gorda por parte de la ultraderecha española está siendo tan evidente, tan burdo, que poco a poco se les va a ir volviendo en su contra.
Los ciudadanos de este país ven con claridad que, ante una epidemia de consecuencias desconocidas , mientras en el resto de países la oposición se une, respalda y apoya a sus gobiernos, en España hay formaciones políticas que solamente se dedican a utilizar la tragedia y a los muertos en lo que creen que será su beneficio.
viernes, 10 de abril de 2020
Irrepetibles
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