El balido de los borregos.

Desde un primer piso de la calle Eras, una silente mujer graba con su teléfono móvil la operación de rescate de las cuatro piezas que componen un tramo de canalización romana, que el Ayuntamiento de Calahorra ha decidido rescatar de unas obras de reurbanización.

La actuación, que se realiza por expertos en restauración de patrimonio y arqueólogos, termina de forma exitosa (Sí, exitosa) con las cuatro piezas rescatadas y depositadas en dependencias municipales.

Sin embargo, durante la operación de extracción (mediante una máquina elevadora) una de las piezas se desprende de su soporte cayendo al suelo.  La mujer silente, que sigue grabando, pasa a modo risueño. 

La pieza una vez recogida vuelve a cargarse, y se traslada con las demás a su destino.

Según los técnicos (arqueólogos) que dirigen la operación, el incidente no supone ningún problema, ya que la parte desprendida no ha perdido más que material sobrante, de la propia cimentación de canto rodado y grava, y la canalización sigue estando completa.

La señora de la cámara tras recuperarse de su ataque de risa, reenvía el vídeo que llega a las manos de los afectados por la úlcera estomacal, (provocada por el resultado de las últimas elecciones municipales) que lo cuelgan en sus redes sociales vomitando bilis para alimentar a su rebaño.

Incapacidad, desconocimiento, frustración e impotencia mezclados con una dilatada trayectoria de destrucción neuronal, desencadenan siempre en situaciones bufonescas. En conductas tan ridículas y carentes de argumentación como las de quienes critican (aprovechando semejante estupidez) al mejor gobierno municipal que ha tenido Calahorra en el último cuarto de siglo. Un equipo verdaderamente preocupado por la conservación y el fomento del patrimonio histórico y cultural de la ciudad, con una alcaldesa al frente del mismo que, en tan solo año y medio de gestión, y soportando una pandemia mundial, ha sido capaz de doblar 180 grados la trayectoria deplorable que había heredado de quienes estaban llevando a Calahorra al desastre, y que gracias a la voluntad de la ciudadanía fueron arrancados del poder municipal a golpe de votos.  La democracia fue quien los extirpó de raíz, y ellos no se lo perdonan. 

Elisa Garrido y su equipo de 9 concejales del Partido Socialista, junto con el apoyo del concejal de Izquierda Unida, han puesto su empeño, su inteligencia y  trabajo en recuperar nuestra historia y nuestro patrimonio. Así queda acreditado en las innumerables actuaciones realizadas e impulsadas en estos meses de gobierno.

En tan solo año y medio, el nuevo Ayuntamiento socialista ha adquirido el torreón romano de la calle Portillo de La Rosa, realizado la declaración de Bien de Interés Cultural del antiguo Seminario.  Han Incluido en el catálogo de edificios protegidos a la centenaria Plaza de Toros, y garantizado la conservación del Cementerio de La Planilla gracias a la aprobación del nuevo Plan General.

También con el apoyo del Gobierno de La Rioja se han gestionado las obras de consolidación del muro de contención bajo la Iglesia de San Francisco y la reparación de la cabecera de la Iglesia de San Andrés, al tiempo que renovado la iluminación de la torre y fachada de la catedral de Santa María,   y dotado presupuestariamente la climatización del Museo de Romanización que se ejecutará este mismo año.

También el Ayuntamiento  ha puesto en marcha la consolidación y restauración de las murallas romanas frente al yacimiento de La Clínica, un yacimiento este último, que cuenta para  2021 con una financiación autonómica de 100.000 euros  para su conservación.

Sin dejar de hablar del legado romano, se ha finalizado la tramitación con el ministerio de fomento, de la obra de consolidación y musealización de las Cloacas de la calle San Andrés, al tiempo que alcanzado un acuerdo para que la asociación  Amigos de la Historia de Calahorra desarrollen su proyecto de excavación en ese espacio.  Y por supuesto, recuperado un tramo de canal de época romana que apareció en las obras de la calle Eras.

Pero también se ha incluido en el catálogo de protección la chimenea de alfarería de la antigua fábrica de Envases Metálicos Riojanos Moreno y restaurado la Chimenea de la Plaza Obispo Fidel García, testigos de nuestra industria conservera.  Tramitado la legalización del escudo de la ciudad y su bandera, restaurado documentación medieval del archivo municipal  y  colocado la señalización turística y cultural  del patrimonio calagurritano en el Paseo del Mercadal.

Y por si todo lo dicho no fuera ya suficientemente asombroso, también el Ayuntamiento está colaborando con los Amigos de La Catedral en la restauración de la capilla del Cristo de la pelota,  ha decidido conservar y recuperar el torreón y parte del edificio de oficinas del antiguo Cuartel de la Guardia Civil , y presupuestado para este año 800.000 euros para acometer una actuación importante que hará visitable el yacimiento de la casa de Las Medranas, ahora sepultado bajo toneladas de grava.

 

Por todo ello...Por todo ese trabajo ingente y abrumador, resulta grotesco escuchar como los responsables de la destrucción del puente de hierro más antiguo de La Rioja (el de la catedral) (y de otras mil barrabasadas contra nuestro patrimonio) se rasgan ahora las vestiduras porque a un palista se le desprenda una piedra de un pallet.

Aquellos que hace tan solo un par de años pretendían pasarle un “Chorro de arena” a las esculturas de Quintiliano y la Matrona para “limpiarlas”, ahora dan instrucciones de método a los arqueólogos.  

Los mismos que llevaron todo un yacimiento romano  espectacular ( el del ARCCA ) a la escombrera, ahora sientan cátedra y ponen grito en el cielo porque un incidente anecdótico e intrascendente.

Dejen de hacer el ridículo, y busquen ayuda profesional. Que de “eso suyo” también se sale.