Esta mañanita, al repasar la prensa diaria regional, no salía de mi asombro al observar la foto del acto organizado por el Consejo Regulador de la D.O.C. Rioja.
Un ramillete de señores bien escogidos entre consejeros, bodegueros y nobles, con el jefe del Estado a la cabeza. Pretendían celebrar el centenario de la denominación de origen de nuestros vinos. Un bodegón decimonónico y heteropatriarcal, en el que algunas ausencias eran atronadoras. Y por encima de todas, la de la presidenta del Parlamento de La Rioja.
Pompa, boato, y títulos nobiliarios para celebrar 100 años del fruto abnegado de miles de agricultores, temporeros sin tierra, obreros del campo, asalariados de las bodegas, comerciales, hosteleros y otras muchas gentes de bien, en una comunidad autónoma que destaca por la capacidad de trabajo y superación de quienes la conforman. Ninguno sale en la foto.
Una de las cosas que más me ha chocado, en tan exclusivo evento, ha sido la ausencia de los presidentes de los parlamentos, de las tres comunidades autónomas que conforman nuestra denominación de origen. La representación del pueblo. Una ausencia, que en el caso de la presidenta del Parlamento de La Rioja es absolutamente sangrante.
El peculiar protocolo aplicado por el Consejo Regulador, ha evitado consciente y
obstinadamente contar con los presidentes de las tres cámaras de
representación de la voluntad popular en Navarra, País Vasco y La Rioja. Las
tres instituciones más importantes de los tres territorios, por encima de cualquier otra, han sido
vetadas y ninguneadas. Y lo han hecho con alevosía.
Si alguien tenía que haber estado presente en esa celebración, son los presidentes de las cámaras autonómicas, que son quienes democráticamente (junto con los presidentes de gobierno elegidos por las propias cámaras), representan al pueblo. Pero no, precisamente esa parte del pueblo ha sido excluida.
Ha quedado la sensación de que para el Consejo Regulador de la D.O.C. Rioja, el pueblo solamente importa a la hora cultivar la tierra, vendimiar sus frutos, elaborar los caldos o beberse sus productos. Espero que al menos reconozcan el papel fundamental del pueblo pagando impuestos, que vendrán muy bien para destilar aquellos productos que no se puedan vender…. a costa todo ello de los riñones del "pueblo".
Para el 200 aniversario a ver si festejan más con el pueblo y menos con los marqueses.
(Fotografía Justo Rodríguez)
Viva la demagogia.
ResponderEliminarSeñoros con una señora de adorno. Caspa y olor a rancio. Clasismo del siglo XXI
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